Ten hijos, decían.

Son el mejor regalo, decían.

La mayor parte del tiempo me alegro de haberlos tenido.

Pero hay momentos que… decir que me arrepiento es decir muy poco.

La pequeña ahora mismo es la que más guerra me da.

Llevamos una temporada intentando retirar el pañal y cada vez que creo que lo tenemos, va la tía y da diez pasos atrás.

Hace unos meses que tiene controlado el tema pis, pero me está volviendo loca con la caca. Al inicio porque pareciera que cagara oro y billetes de quinientos, chica. No sé qué les da a muchos niños con aguantarse la caca como si fuera algo valioso y se lo fuesen a robar. Y a ella le dio por ahí.

Sin embargo, desde hace unas semanas, alterna períodos en los que, si no le pongo un pañal, no caga, como si el váter o el orinal tuvieran pinchos; con otros que me pide ir al baño chorrocientas veces al día, para finalmente no hacer nada el 99 % de los viajes que hacemos para visitar al señor Roca.  

Estoy bastante segura de que le ha pillado el punto chistoso y me está vacilando, la muy maligna.

Pero tengo que hacerle caso todas y cada una de las ocasiones, porque nunca se sabe cuando va a salir el premio gordo. Y una no quiere que el gordo caiga en las braguitas esas tan monas con dibujitos, que ya me ha pasado y es una experiencia que no recomiendo a nadie. La niña tiene un cuerpecito chiquitín y tierno que te la quieres comer a bocaos, pero tiene la misma dieta que los adultos de la familia y caga en consecuencia.

Así que me paso todo el tiempo que estoy con ella pendiente de sus señales, si la veo distraída, o atendiendo sus peticiones de ir al baño, si es que ella se aburre. Estoy sacando hasta bíceps de tanto sostenerla en el aire para que ella haga sus cosas por ahí adelante.

Si puedo permitirme hacerlo…

La semana pasada tuvimos una boda.

Una que ya se había aplazado varias veces por la pandemia y que al fin pudo celebrarse, aunque fuera reducida a unos cuantos puñados de asistentes y con menos pompa de la deseada.

El caso es que, además de mascarillas, gel hidroalcohólico y distancia, hubo todo lo que cabe esperar en una boda tradicional, y más.

Allí que nos plantamos mi familia y yo, todos de punta en blanco, a ser testigos del enlace y festejarlo con los novios. Mi marido y mi hijo mayor vieron la ceremonia, supongo. Yo me la perdí casi toda porque mi querida hija me sacó cinco veces de la iglesia antes de la carta a los corintios (que solo le valgo yo, a su padre lo adora, pero para temas escatológicos me prefiere a mí. Qué linda ella). Tras dos pises y tres amagos de caca sin resultado, me rendí y me quedé en el atrio para dejar de liarla en el interior cada vez que a la niña le daba el momento Allbran.

La cosa siguió por los mismos derroteros durante el cóctel posterior y yo llegué a un punto en que ya no podía más. Es cierto que hacía pis cada vez que la llevaba, pero perdí la cuenta de las veces que me dijo que quería hacer caca, y luego nada.

Me dolían ya lo pies de tantos kilómetros que hicimos al baño.

Por lo que cuando empezó a pedirlo por milésima vez justo cuando los novios se habían acercado a nuestra mesa y estábamos todos diciéndoles lo buenos que estaban los pinchos y lo guapos y radiantes que estaban ellos, la ignoré.

 

-‘Que tengo caca, mamááááááá’.

Y yo pasando mil.

-‘Mamáááááá, caca’.

Lalalalalalalalalalalala…

-‘Que me lo hago’.

¿Yo por qué no dejé a los niños con mis padres?

-‘¡Muuuuaaaaaah! Tengo caaaaaaacaaaa’.

-‘¡Para ya! ¡No tienes caca!’

-‘¡Que sí! ¡Mira!’

Levanta la falda, se lleva la manita al trasero, me la muestra llena de mierda y, zas, se la limpia en el impresionante e impoluto vestido de la persona que tenía más cerca.

Lo vi todo como a cámara lenta, pero nada pude hacer para evitar que aquella mano asquerosa se deslizara por el elaborado encaje de la cola.

Para una vez que me concedo ignorarla, mi hija le manchó de caca el vestido a la novia.

Tierra trágame y escúpeme en los brazos de Chris Hemsworth en su casa de Byron Bay, pensé mientras me lanzaba para detener el desastre.

Y que la Pataki se lleve a los niños, yo ahora mismo no los puedo ni ver.

 

Anónimo

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