Por si no lo sabes, la depresión es un trastorno psicológico que afecta a entre 300 y 400 millones de personas en el mundo. No, no es un estado de ánimo pasajero (por favor, dejemos de decir «estoy deprimido» cuando estamos de bajona momentánea). Tampoco es una enfermedad que la gente finge para conseguir la baja en el trabajo (real que he escuchado esto en más de una ocasión). Es algo serio, tremendamente doloroso y que puede cronificarse durante años.

Si has entrado a leer este artículo es porque alguien cercano a ti, probablemente tu pareja, padece depresión. En primer lugar, te doy la enhorabuena por haber buscado ayuda; no es fácil gestionar esto (ni para quien lo sufre ni para sus seres queridos). En segundo lugar, te advierto que puede ser un camino muy duro y puede provocar secuelas psicológicas, por ejemplo vivir con miedo a que la persona recaiga (y digo recaiga porque de la depresión se sale, creeme).

Voy a empezar por el consejo más importante:

Si lo necesitas, pide ayuda profesional

Hay familiares y parejas de pacientes con depresión que van a terapia, no tiene nada de malo. Si no puedes gestionar esto en solitario, busca un psicólogo que te proporcione ciertas herramientas. No hace falta tener un trastorno psicológico para ir a terapia. Aunque artículos como este pueden ser útiles, un profesional conocerá tu caso concreto y podrá individualizar la terapia adaptándose a ti y tus circunstancias.

Informate, lee, pregunta y no te calles nada

Lee todo lo que puedas sobre depresión para entender lo que está pasando por la cabeza de tu pareja. Te recomiendo la teoría de Lewinsohn sobre el papel del refuerzo, la teoría de Seligman sobre la indefensión aprendida, el modelo de Beck y el modelo de Ellis. Estos psicólogos estudiaron durante años la depresión y sus causas. 

También te aconsejo curiosear en foros de internet, como por ejemplo el de WeLoversize. Nosotras tenemos una sección sobre depresión en la que la gente comparte sus testimonios. Puedes hablar de tu caso y seguro que nuestras lectoras podrán aportarte consejos muy valiosos.

No te lo tomes como algo personal, porque no lo es

Es posible que tu pareja haga y diga cosas que te duelan. Por ejemplo, que no siente nada por ti (o por su madre, o por sus hijos). No es algo personal. Tampoco es cierto. En realidad ahora mismo «no siente» nada por nadie, está inmerso en una situación de dolor, vacío y tristeza de la que no sabe salir. Esto duele y a veces decimos o hacemos cosas con la mejor intención del mundo, pero sólo conseguimos culpabilizar a la persona con depresión.

No me gusta comparar las enfermedades físicas y los trastornos psicológicos, pero en ocasiones es necesario para entender lo duro que es sufrir depresión: ¿Le dirías a alguien con cáncer «haz el esfuerzo de salir de fiesta por mí»? Por supuesto que no. Pues tampoco se lo digas a alguien con un trastorno mental.

Para salir de esta situación necesita un psicólogo, apoyo y tiempo. A veces incluso será necesario un psiquiatra.

Sé realista

Esto no es un bajón que se soluciona de la noche a la mañana; tu pareja va a necesitar tiempo. A lo mejor 1 mes, a lo mejor 6 o a lo mejor 12. Habrá momentos duros en los que querrás tirar la toalla y mandarlo todo a la mierda, y estás en todo tu derecho.

Si crees que esa relación os está haciendo más mal que bien a ambos, tal vez que dejarlo sea lo mejor. Puede que le estés haciendo sentir culpable sin darte cuenta, o puede que tu pareja esté acabando con tu autoestima sin querer. Quizá no estás ayudándole (porque no sabes; no eres psicóloga y cometes errores como cualquier ser humano), o quizá él no se deja ayudar (porque no puede; la depresión provoca ese efecto).

Comentarios que sí hacer vs. Cagadas de campeonato

Si decides seguir intentándolo, hay algunos comentarios que, desde mi punto de vista, es mejor evitar, y otros que pueden ser útiles:

«Piensa que hay gente que lo tiene peor.»

«Ponte en mi lugar, estoy pasándolo fatal. Sal de la cama por mí.»

«Vamos a salir de fiesta, que seguro que así te animas.»

«Deberías dejar los antidepresivos, a lo mejor estás así por culpa de las pastillas.»

«Creo que estás siendo egoísta. Piensa en mí, lo estoy pasando mal y no me quedo en la cama.»

«Mi primo mejoró mucho haciendo deporte, ¿por qué tú no lo intentas?»

«Mañana será otro día, seguro que estás bien y se te pasa.»

«No le des tantas vueltas, es que te rayas demasiado.»

“No estás solo en esto. Me tendrás a tu lado para cualquier cosa.”

“Tómate los días con calma y a tu ritmo, yo estaré contigo el tiempo que haga falta.”

“Siento mucho que estés pasando por esto, pero vas a salir adelante.”

“Me cuesta imaginar por lo que estás pasando, pero intentaré entenderlo de la mejor forma posible.”

“No me gusta que estés pasándolo mal en soledad, a lo mejor te vendría bien tomar el aire. ¿Quieres que quedemos y demos un paseo?”

“Creo en ti y sé que vas a superarlo.”

“Esto no es culpa tuya, vamos a machacar esta enfermedad entre los dos.”

“Cuentas con la medicación adecuada y la ayuda de un gran psicólogo, saldrás adelante”.

“Estoy orgulloso del esfuerzo que estás haciendo.”

Autora: Marina Pinilla, psicóloga  especializada en Psicología de la Salud e Intervención en Trastornos Mentales y del Comportamiento.

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