Seguro que muchas sufren el problema de tener el pie grande y cada vez que quieren comprarse unos zapatos, o unas botas, no las encuentran.

Vas con tus amigas de compras y entráis a una tienda de zapatos para cotillear y ves esas botas tan monas que tanto te gustan y de las que te enamoras y dices: “las quiero”, pero cuando vas a ver la talla NO TIENEN LA TUYA, ¡qué suplicio! ¿verdad?

Buscas y buscas por todo tipo de tiendas y no encuentras ni una sandalia que te sirva, y eso que son abiertas, porque tu pie se niega a entrar en ellas, ¡NI CON CALZADOR! Y te sientes como las hermanastras de la Cenicienta cuando quieren que el príncipe les calce el zapatito de cristal.

No amigas, esto jamás sucederá.
No amigas, esto jamás sucederá.

Luego siempre están ese tipo de eventos que te obligan a calzarte unos zapatos para ir arreglada, como una boda, una comunión o incluso salir de fiesta la noche de un sábado. Abres tu zapatero y solo encuentras tenis y botas y te frustras pensando que no vas a poder llevar ese vestido que tanto te gusta a la boda de tu hermana porque no encuentras unos tacones, o unas bailarinas, si lo que quieres es zapato plano, con los que llevarlo. Finalmente recurres a lo imposible y te calzas unas sandalias de la talla inferior por las cuales te sobra pie por todas partes, y después de varias horas con ellos los pies te empiezan a hinchar, más de lo que ya los tienes, y te duelen, y sufres porque no puedes quitártelos hasta llegar a casa. Y así quedas hasta los mismísimos de usar cosas que no son de tu talla pero cuando te ves de nuevo en un apuro, los vuelves a usar y acabas en una cadena sin final.

Las chicas con pies pequeños van calzadas con zapatos súper monos y con botas ideales, incluso pueden permitirse llevar zapatos de tacón, que encontrar calzado de la 36 a la 40, como mucho, es de lo más fácil, pero tú… tú solo puedes llevar tenis o botas, botas brutas además, de esas que parecen que son para llevar al campo y que te hacen el pie más grande de lo que ya lo tienes, lo que a veces te hace querer cortarte los pies para poder meterlos en unos zapatos bonitos y cómodos, pero sobre todo ¡qué sean de mujer!

Al final decides buscar tiendas en las que vendan calzado especial, ya sea en físico o por Internet, pero ves que sus precios alcanzan la centena y piensas: “no me voy a gastar tanto dinero para comprarme unos zapatos que seguro no me duran ni un mes, con lo patosa que yo soy”. Además de que tu presupuesto no se adapta a esos precios. Entonces decidís comprar calzado de hombre, como último recurso. Al principio te ves la mar de cómoda con tus nuevos tenis, o con esas botas que te compras pensando que nadie notará la diferencia. Pero seamos serias, a nadie le hace especial ilusión vestir sus pies con zapatos de tío.

Y lo peor de todo es que al igual que las tallas de ropa, cada vez más a menudo, las tallas de calzado también empiezan a hacerse más pequeñas y estrechas, y esa tienda de calzado a la que solías acudir porque de vez en cuando encontrabas una talla 42 en la que tu pie entraba ahora ya queda totalmente descartada porque tu barcaza ya no entra en ninguno.

Y no hablemos de esa opción que muchas personas utilizan actualmente para comprar calzado barato que se llama Aliexpress tampoco puedes utilizarla pues las asiáticas lo tienen todo más pequeño, incluido los pies.

Así que encontrar calzado para esos pies con los que nos ha tocado vivir se convierte en un auténtico calvario. ¿Verdad? Seguro que a más de una de vosotras os ha pasado.

Un beso enorme Loversizers.

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Autor: Nerea Pérez