Necesitas un maxi coat, pero ya

Sí amichis, necesitáis un maxi coat, creéis que no, pero sí y os voy a dar unas cuantas razones para haceros con uno de ellos…

A parte de la evidencia, hace un frío que pela y cuanto más cuerpo cubra el abrigo, mejor. La realidad es que los pantalones suben los bajos a la mitad de la pantorrilla y cuesta encontrar faldas que no sean midi o largas hasta el infinito y más allá.

Eso a mí, que nunca he sido de enseñar cacha, me viene genial. Pero no es oro todo lo que reluce y tengo un problemita, mis abrigos son todos por debajo de la cadera o como mucho, a la altura de la rodilla y eso, combinado con la cantidad de ropa de plena tendencia que he adquirido éste año, crea un efecto algo ridículo.

Como imagino que no os tengo muy convencidas, os pongo ejemplos gráficos, en primer lugar en tonos oscuros, negros y azul marino, que suelen ser más prácticos en invierno.

Ya que estamos entrando en materia, os diré que el gris es una opción bastante positiva, pega con casi la totalidad del pantone y nos sacaría de la tan utilizadísima gama de negros y oscuros de ésta época del año.

Pero si de verdad quieres partir la pana (¡hola expresión carca!), puedes atreverte con un estampado, nuestro vestuario suele ser liso y cargadito de básicos en invierno, así que rompe la monotonía con un maxi coat original y divertido.

Aunque si me preguntáis qué tipo de maxi coat tengo en mi wishlist, sin duda es el camel. El año pasado tuve que jubilar mi querido abrigo de éste color y la verdad es que desde entonces me siento un poco huérfana. Qué mejor excusa para hacerme con uno largo, larguísimo.

Por úlitmo, para las que os gusta marcar la diferencia, no sólo con estampados sino con texturas, los maxi coat de raso, con flecos o tipo kimono son vuestra opción.

Si queréis ir a la última y abrigaditas, a continuación os paso varios ejemplos a cada cual más bonito.