Cuando estás intentando quedarte embarazada en muchas ocasiones el sexo se convierte en un proceso más. Error inmenso ese de hacer de los kikis con tu pareja una obligación para así poder tener un hijo pero real. ‘¡Uy, que hoy estoy ovulando, hay que triscar!‘ Y aunque no te apetezca lo más mínimo, aunque ese día estéis agotados y solo queráis dormir, aunque estuviera llegando el fin del mundo… Hay que follar y punto.

Lo creáis o no, eso de convertir el sexo en una tarea más que añadir al calendario no es cosa de pocas parejas. Sobre todo si hablamos de gente que no logra concebir un hijo con facilidad. Muchas veces la obsesión se hace tan fuerte que probar posturas, métodos o ideas de la abuela no se descartan. Vamos, que cuando al fin ves el positivo en el test de embarazo has quedado de polvos singulares hasta el toto y, lo peor de todo, ya apenas recuerdas lo que es follar por follar, por disfrutar.

Y cuando llega ese momento de verte totalmente preñada durante los nueve meses de gestación descubres que tu libido se ha convertido en una montaña rusa del amor. Que un día no quieres ni oír hablar de penes, y a la mañana siguiente te refrotas con todo lo que se mueva porque todo te pone cachonda. ¡Ay el embarazo, qué etapa más maravillosa!

Es entonces cuando descubres que triscar en plena preñez te abre la puerta a vivir el sexo de una manera totalmente nueva y diferente. Los sentidos parecen haberse disparado y, lo mejor de todo, ¡los orgasmos también! El único inconveniente es que para llegar a ellos hay que vivir instantes a los que no estamos del todo acostumbradas.

1/ Desde el principio, olvidar que una pequeña personita está creciendo en tu interior es prácticamente imposible. Por lo que ver que tu pareja te va a penetrar con tremendo trabuco te va a hacer, como mínimo, desconfiar. ‘Pobre mi criatura, vamos a profanar su espacio‘. Y es que a pesar de que sabemos de sobra que el pene jamás llegará ni a acercarse al bebé, la cabeza nunca para.

2/ Seas curvy o no, encontrarte de pronto con una barriga que antes no tenías va a hacer que las posturas no vuelvan a ser las que eran. El clásico misionero pasa a ser ahora esa posición en la que ‘estamos aplastando a la criatura‘, al ponerte tú encima te va a dar la impresión de que estás inmensa y que no le vas a gustar a tu chico (aunque es una mentira como una casa) y así un largo etcétera. Por lo tanto muchas optamos por perrito y cucharita, comodidad y placer asegurados.

3/ Antes de estar preñi muchas mujeres pueden saber cómo de húmedo estará su asunto dependiendo del día del ciclo en el que se encuentren: después de la regla más secas que la mojama, antes y durante la ovulación bien húmedas. En el embarazo el estado de nuestro toto es como una caja de sorpresas. Habrá días que aquello sea como una fuente abierta y otros que ni los mejores lubricantes arreglen. Toca jugársela, amigas.

4/ Aquí la que más o la que menos ha ‘sufrido’ los habituales pedos vaginales. Estás ahí gozándolo muchísimo y de pronto ‘pfff pfff pfff‘, esos sonidos del demonio salen de tu vagina para darle armonía al momento. Pero ¿y si lo que se viene es un pedo en toda regla? Los gases durante el embarazo son francamente incontrolables. Y es dejarte llevar por el placer, relajar los bajos y sonar la trompeta. No problem, ¡peerse es de humanos!

5/ Momentazo donde los haya, estar a tope cabalgando a tu chico y que de golpe tu bebé decida ponerse a dar patadas como loco. Corta el rollo, mucho. Imaginarte a un pequeño ser dentro de ti cagándose en tus muelas porque aquello no para de moverse no es lo que más pega para un ratito de sexo en pareja. Lo cierto es que el peque está la mar de bien en su ‘burbuja’ y ni se está enterando de lo que está pasando, pero él se ha hecho notar por si las moscas.

6/ Nauseas y embarazo suelen estar directamente relacionadas. Es como si cualquier cosa pudiera provocarte una arcada de los mil demonios y ya si hablamos de sexo oral no digamos. Es pensar en un pene rozándote la campanilla y ¡tropezones por doquier! Si hay cosas que cortan el rollo, ponerse a limpiar una pota está en el top antilujuria.

Pese a todo, no hay que verlo como un problema. El sexo durante el embarazo es fantástico y puede hacer que veas las estrellas como nunca antes. Las hormonas juegan a nuestro favor, ¡y eso hay que aprovecharlo!

Mi Instagram: @albadelimon

Fotografía de portada