De tú a tú, vengo a contarte un secreto: no echas de menos a tu ex. A lo mejor te cuesta creerme porque te sientes en la mierda más absoluta, pero créeme, algún día te darás cuenta. En realidad lo que echas de menos es una imagen idealizada que te has montado en tu cabeza.

¿Te acuerdas cuando eramos pequeños y nos quitaban un juguete que ni siquiera nos gustaba, pero en ese momento lo necesitábamos? Esto es lo mismo. No lo tienes y lo deseas con todas tus fuerzas. No puedes evitar rememorar todos aquellos pequeños detalles que tanto te gustaban: cuando te envió flores en tu cumpleaños, cuando hizo una pizza casera que estaba rebuena, cuando te dijo que algún día os casaríais, cuando te abrazaba por la noche… Qué bonito, eh. Ahora haz memoria: cuando discutísteis y te dejó de hablar durante una semana, cuando se ponía celoso sin motivo, cuando se puso chulo al dejarlo…

Por alguna razón has decidido ignorar todo lo malo de la relación y exagerar lo bueno a tope, creando un trono más top que el de Juego de Tronos en el que está sentado tu exnovio. Parece un rey, pero es un hombre con sus virtudes y sus defectos. Un hombre que no estaba hecho para ti. Un hombre que acabará con otra persona. ¿Sabes qué? Que no pasa nada, porque tú también reharás tu vida. Eso sí, elige bien de quién te enamoras, porque me han ido contando que hay una persona pilladísima por ti. Es inteligente, divertida, atractiva, cariñosa, generosa y carismática. ¿Sabes de quién te estoy hablando?

¡Eres tú!

Si vas a idealizar a alguien, que sea a ti misma. Y si te vas a enamorar, que sea de tu cuerpo serrano y tu mente intrépida. Búscate, cuídate, ámate. Ocupa tú el trono, porque ahora te toca ser la reina del norte, del sur, del este y del oeste.