Antes de que empiecen las lapidaciones, decir que respeto profundamente a todos aquellos que tienen vocación de madres/padres. Dios me libre de juzgar eso, pero yo no tengo esa llamada de la naturaleza y escribo esta reflexión desde el humor. De pequeña me imaginaba con varios churumbeles y llena de animales, pero esa idea se evaporó tras convivir en una casa con 4 niños.

 

Yo no quiero tener hijos porque yo soy hija y el otro día a las 8 de la mañana le mandé un speech lleno de incoherencias a mi madre sobre que mi nevera suelta agua y que la muerte me acechaba por tener los labios irritados.

 Sencillamente no sé qué decirle a los bebés. El otro día me quedé a solas 10 minutos con un bebé de 1 año y medio y como no se me ocurría ninguna canción de bebé, terminé cantándole «¿Están ahí mis vidas? ¿Me oyen, me escuchan, me sienten?» hasta que volvió su madre.

¿Cómo voy a tener hijos si soy ese tipo de persona que se pasa el día agotada, y se despeja y adquiere energía mágicamente a las dos de la madrugada. Que yo con 20 años era una flor de loto y  con 30 el calzado de primavera me hace polvo los pies. ¿Con 40 años y teniendo dramas por el juego nuevo de la Play Station? Me daría a la bebida con chupitos de Lejía Conejo. Y con 50 esperando a que volviese de fiesta, en albornoz y mirando la teletienda. No, yo no. Querer tener hijos a toda costa sin sentirlo me recuerda un poco a «Princesa por sorpresa 2». Hay cosas que es mejor no forzar.

Además en mi caso soy paupérrima. Tercer día del mes y ya estoy coqueteando peligrosamente con el umbral de la pobreza. A golpe de miércoles me convierto en Will Smith en «Soy leyenda»: pobre y sin ropa limpia. Y yo en este momento de mi vida prefiero gastarme el dinero en Albariño que en pañales. ¿Qué hago, me mato? Si para mí superación es entrar por la misma puerta de El Corte Inglés por la que entré.

Yo digo cuándo es hora de dormir, ninguna pirámide va a decirme lo que debo comer y me pongo los calcetines antes que las bragas, vino para cocinar, ¿no vas a decirme cómo voy a usarte?. Es el precio de la libertad.