Que a día de hoy existan personas que sigan utilizando conceptos como “chica usada” es increíble.

Y yo no puedo evitar sentir vergüenza cada vez que presencio este tipo de comentarios de gorila de mierda.

¿Existen mujeres que realmente estén dispuestas a compartir su vida con mamarrachos de esta calaña?

Me refiero, si durante el primer mes le oyes hablar así del género femenino ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Qué te encadene al fregadero y te permita tener una mano libre para que también llegues a la lavadora?

Es que de verdad, cada vez que recuerdo aquella frase «Yo no quiero una chica usada», me entra como un torbellino de odio que apunto está de convertirme en la prota de Kill Bill y salir en busca de aquel gorila con una catana bien afilada.

Y la historia viene de una cena de sábado de hace dos semanas.

Nos juntamos los amigos de la universidad, y no es por echarme arrugas, pero todos pasamos ya de los 35 años. Desde la universidad hemos perdido por el camino a compañeros con hijos. Conclusión: cada vez somos menos y cuando nos juntamos, vamos los que podemos.

No sé si es casualidad o simplemente ha coincidido así. Pero sólo hay una persona del grupo que, deseando formar una familia, aún no ha tenido una relación larga. Yo por ejemplo, como muchas otras personas de este planeta, pasé muchos años completamente cerrada a la opción de tener pareja. Y soy consciente de que muchas personas no desean tener relaciones sentimentales, pero bueno, este no es el caso.

En concreto, este individuo, lleva sus 38 años buscando alguien que le dé hijos y le prepare los tuppers. Pero mira tú por dónde, no encuentra a nadie ¿Por qué será?

El caso, que el otro día y después de 2 años sin vernos, nos reunimos para quedar y echar una cena.

Uno de nuestros compañeros nos estuvo contando que un día intentó hacer de Cupido y le presentó al maromo en cuestión, una de sus compañeras de trabajo.

Entonces el gorila se unió a la conversación y empezó a contar cómo fue aquella primera cita.

“Nos contamos un poco de dónde venimos, lo que hemos estudiado, trabajos y esas cosas. Pero a mí ella no me gustó. Me dijo que había tenido dos relaciones muy largas, de muchos años. Que había vivido con sus respectivas parejas durante bastante tiempo pero que al final se fueron distanciando y fueron haciendo sus vidas.”

Entonces le preguntamos cuál era el motivo para que ella no le gustara, entonces él respondió:

“Bueno, es una chica inteligente y muy guapa. Pero ha tenido dos relaciones largas y seguramente habrá conocido a más personas aunque no hayan sido relaciones largas. No sé, calculo que esta chica se habrá acostado ya con más de 5 hombres por lo menos. Y no me interesa una chica usada

Claro, a nosotros se nos quedó una cara de póker tremenda. Que no tenemos 15 años para andar diciendo estás gilipolleces, que el señor tiene 38 años y la chica en cuestión tenía 35.

No sé, fue un golpe duro de encajar.

Sentarte a escuchar cómo un chico aparentemente moderno e integrado en la sociedad, devalúa a una mujer llamándola “chica usada” y nos da a entender que no le gustan las cosas de segunda mano, me hizo sentir muy incómoda.

Una de las compañeras le dijo algo del estilo «Bueno, pero tenemos más de 35 años ¿Qué esperas? Lo normal es haber vivido, experimentado y si es lo que has buscado toda tu vida, lo normal es haber tenido parejas. Lo raro es lo tuyo, que no has tenido ni una sola pareja y con 38 años no sabes el esfuerzo y la paciencia que implica el compartir tu vida con alguien»

Pude sentir que aquella compañera también se había sentido muy incómoda después de las palabras de aquel señor sacado de Cuéntame. Pero bueno, creo que todos nos controlamos y decidimos seguir con la cena de buen rollo.

Nunca había presenciado un despliegue de machismo tan acojonante, pero lo que me quedó claro es que: Que un hombre haga ese tipo de comentarios, dice muy poco a su favor. A mis ojos, aquella chica usada de la que hablaba no se devaluó en ningún momento como mujer o como ser humano.

Pero él, al pronunciar aquellas palabras, perdió, para mí, todo su valor como ser humano, como hombre y en definitiva, como persona.

M.Arbinaga