Reírse de una misma, es una herramienta que nos ayuda a solucionar nuestros problemas, aumentar nuestra autoestima y mejora nuestras relaciones interpersonales. No es un ejercicio sencillo y, es necesario mucho autoconocimiento, de nuestros puntos fuertes, imperfecciones; en definitiva, aceptarnos como somos.

Tomarnos la vida con más tranquilidad sería mas sencillo, si aprendemos a reírnos de nosotras mismas y nuestras desgracias. Por eso os dejo unos consejos para que los pongamos en práctica.

  • Diferenciar entre lo que somos y lo que queremos ser. A menudo, nos sentimos comprometidos para cumplir las expectativas que nos creamos, haciéndonos creer que estamos en deuda constante con nosotras mismas y con los demás. Esto, nos impide valorar apreciar y valorar lo que somos. Por ejemplo, si somos de estatura baja y siempre nos han hecho burla, acaba por parecernos algo negativo; en vez de, tener en cuenta las ventajas que conlleva o a reírnos de nosotras mismas cuando no alcanzas algo ni de puntillas.
  • La perfección no existe. Querer mejorar es muy válido, pero no, el querer imponernos unos estándares o metas inalcanzables. Es imposible ser la mejor en todo y, de hecho, hemos de desterrar esas ideas erróneas de nuestra cabeza. Somos seres humanos no robots. Cuando entendemos que la perfección no existe, es más fácil la aceptación y disfrutar de las cosas que sí nos hacen ser quien somos.

  • Ser bondadosa en los juicios. Solemos pecar de ser jueces implacables con nosotras mismas. No aceptamos nuestros errores y nos fustigamos, nos exigimos más de lo que podemos dar. Saber que nuestros fallos sólo nos hacen más humanas y, nos dan una oportunidad de mejora. Necesitamos aprender a ser más flexibles para poder reírnos si algo sale mal. Es mejor que afrontemos con cierto humor las adversidades que con sufrimiento, reírnos de nuestros errores para que los demás aprendan a quitarles importancia.
  • Ser cómplice de nosotras mismas. Es importante empezar a perdonarnos en vez de culparnos. Motivarnos en lugar de condenarnos por ellos. De los errores se aprende y de las adversidades es de donde sacamos nuestra fortaleza.
  • La risa es nuestra. Me explico. Una cosa es que nosotras nos riamos de nosotras mismas y otra muy distinta que los demás se tomen la libertad de reírse de nosotras de una forma inapropiada. Ojo, esto también debemos aplicarlo con nosotras mismas. Ser capaz de tomarnos con humor los errores e inseguridades no significa que podamos reírnos de los de los demás, ya que cada persona afronta sus complejos de una manera distinta. Es importante ser empático y ponernos en el lugar de la otra persona.
  • Ejercitar la risa. Buscar la ocasión para reírnos todos los días. La risa es muy buena para la salud emocional y más en momentos como los que estamos viviendo. Facilita tomarnos menos en serio la vida y nos ayuda a afrontar las adversidades.

  • Rodearnos de quien nos quiere. Pensar en las personas que te rodean. ¿Sacan lo mejor de nosotras mismas? ¿Nos aceptan como somos? Es importante rodearnos de personas que nos aceptan tal y como somos.

La capacidad de aceptar esos defectos que a priori no nos gustan de nosotras y, poder reírnos de ellas con facilidad, es una de las expresiones de la resiliencia. Es la habilidad que nos habilita para afrontar las adversidades como oportunidades de crecimiento y, verlas como enseñanzas de la vida para ser mejores personas y madurar.

Así que ya, sabéis buscar la excusa para reíros de vosotras mismas, no se me ocurre una forma más positiva de querernos un poquito más cada día.

Eva González.

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