Hay muchos tipos de amigas: las que son parte de tu familia, las que conoces de toda la vida, esas que un día perdiste de vista y te las vuelves a encontrar, a las que conociste por casualidad, a las que conociste por trabajo, las que aunque vivan en otra ciudad a la tuya sientes muy cerca, y hay otras que a ti misma te sorprende que os llevéis tan bien cuando a simple vista parece que no tenéis nada en común, pero que hablando y hablando… ¡leche! ¡es que sois súper parecidas! Y que se resumen en la frase: «tía, es que eres igual de capulla que yo» y sobre estas últimas son sobre las que voy a hablar aquí.

¿Que por qué? Muy fácil. Porque son con las que más hablo, las que más saben sobre mí y sobre todo son esas de las que pienso que saben más de mí que yo misma porque me escuchan igual y al mismo nivel que yo a ellas.

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Son esas a las que les digo “necesito emborracharme» y entienden perfectamente que no lo voy a hacer, que lo que necesito es hablar en persona con ellas y que como mucho me tomo un vino o una copa (porque ya no estoy para resacas, la verdad, será la edad), pero que también vale un café o una tila en su defecto. Son aquellas con las que puedes organizar un gabinete de crisis (dícese de una reunión tras la cual ves todo de forma totalmente diferente) en cualquier momento de cualquier día de la semana. Esas que si te encuentras regular y se lo comentas a una de ellas, casi inmediatamente y de forma casual recibes un mensaje de otra preguntando como quien no quiere la cosa “¿qué tal? ¿todo bien?”, por no hablar de que nada más que te ven saben cómo estás sin necesidad de preguntártelo. Con estas amigas descubres el maravilloso y adictivo mundo de los audios del Whatsapp, porque podrías llamarlas pero es mucho mejor grabar audios y que ellas los escuchen cuando puedan/quieran (además es gratis, que oye, mucho mejor). Bueno y qué decir de esos ataques de risa que nadie entiende excepto nosotras, esa es otra, porque a veces hablamos de tal forma que nadie nos entiende, y claro, siempre hay algún listo que nos mira con cara de “sois tontas” y miras diciendo “es que somos así de capullas” (muertas de risas, claro está).

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La verdad es que nunca pienso que vayan a juzgarme les cuente lo que les cuente o haga lo que haga, porque lo que recibo por respuesta es “qué capulla eres» que traducido significa «no te preocupes porque hayas hecho la tonta porque yo te entiendo, porque para eso somos iguales» y eso me da la libertad de ser como soy y son esas que con un abrazo son capaces de decirte que todo va bien y que no pasa nada.

Así que gracias, muchas gracias amigas capullas por estar siempre ahí, por apoyarme en todo lo que hago, por quererme tal y como soy y porque con vosotras la vida se hace mucho más fácil y sobre todo más divertida.

Fdo: Ana Chaves R.