Aún estoy un poco en shock, lo reconozco. Probablemente, este es uno de los momentos más temidos por una persona, pero supongo que era inevitable, y que tarde o temprano tendría que pasar: Vas a ser papá.
Supongo que entiendo por qué es un momento tan impactante, pero lo cierto es que no puedo más que sentir una inmensa alegría por ti, por los dos.

Tú no eres un ex cualquiera, un ex de esos que nombras con rabia, con reproche, con asco. Imposible sentir absolutamente nada de eso por ti. Tú eres uno de esos ex que te llena de orgullo haber tenido en tu vida. Que cuando le nombras sólo sientes cosas buenas. De esos que, cuando haces balance de todas las relaciones que han pasado por tu vida, y maldices a la mayoría de hombres con los que has estado, sobresales de todos los malos recuerdos y me sacas una sonrisa llena de cariño.

Fueron tantos, tantísimos, los momentos que pasamos juntos. Fue tan, tan bonito todo lo que vivimos, que es totalmente imposible sentir algo por ti que no sea puro amor. Pero amor de verdad, no enamoramiento, no ‘¿y si…?’. No, todo eso quedó atrás hace mucho tiempo para los dos. Estoy hablando de cariño, cariño que durará siempre y sobre todo, agradecimiento infinito por tanto que me diste. Si hay una cosa de la que me siento orgullosa, entre tantos errores del pasado, es de haber estado contigo, de haberte conocido, porque me enseñaste muchas cosas que, en gran parte, me han hecho ser quien soy a día de hoy, y me han enseñado a ser mejor novia para la persona con la que comparto mi vida ahora. Me enseñaste mucho, y no me refiero sólo a la forma de hacerme las ‘tostás’ cada mañana, que las sigo haciendo igual que tú me enseñaste. Me refiero a las enseñanzas de vida que aprendí contigo: Me enseñaste el valor de la familia, de la fidelidad. Aprendí el coste de la traición y de los errores; he aprendido a no volver a cometerlos nunca más. Fuiste tú quien sufrió las consecuencias de ser tan mala alumna como fui, pero también me enseñaste la capacidad de perdonar de corazón, como tú me perdonaste

 

Y es que así eres tú. La persona más bondadosa y con el corazón más grande que he conocido jamás. Y por fin vas a cumplir uno de tus sueños, que era formar una familia. ¿Cómo no me voy a alegrar, si es lo más bonito que te puede pasar, y tú sólo te mereces cosas bonitas? Y además me encanta la que será la madre de ese bebé precioso. Una mujer increíble que te merece y te mereces, porque sé que vais a ser inmensamente felices. Tambiés te mando muchísimas fuerzas, porque lo que se te viene ahora es, seguramente, lo más duro que has tenido que afrontar en tu vida, pero no se me ocurre nadie mejor que tú para desempeñar esta tarea, porque vas a ser un padre maravilloso. 

Seguramente, lo que uno espera cuando se hablan de estos temas, es que haya comentarios despechados, celos, drama. Pero cuando a uno le enseñan a amar de verdad, aprende a hacerlo sin rencores, sin celos, sin rabia, sin nada de eso. Ha pasado mucho tiempo desde que nos convertimos en exes, y el tiempo tiene que servir para aprender, para sanar, para evolucionar. Costó mucho, pero por fin llegué a un punto en el que yo misma soy tan feliz con mi vida que por eso ahora no puedo más que sentir felicidad por ti, de corazón. Y yo sé que tú sientes exactamente lo mismo por mí.

Porque sí, señores, porque las personas que se llevan bien con sus ex parejas, aprendieron bastante del amor. Y yo, sin duda, tuve al mejor maestro.