Hay veces en la vida en las que nos sentimos un fracaso. No tiene por qué ser realmente así, pero ya sea por las circunstancias, por diversas hostias de la vida o porque estamos de bajón/depre, hay épocas en las que no creemos en nosotras mismas.

Sí, a mí me pasa. A todo el mundo le pasa al menos alguna vez. Y es bueno tener periodos en los que parece que das pasos atrás, porque eso significa que vas a coger carrerilla para dar un pedazo de salto. El punto clave es empezar a correr.

Si no te animas a dar esos primeros pasos de carrerilla, podrías quedarte parada en el «momento bajona», y hacer tuya la sensación de fracaso, y que se convierta en parte de ti y de tu día a día. El puto fracaso constante.

Bueno, pues te voy a contar un secreto: no existe el fracaso constante. Y me dirás: «Ya está la flipada optimista de turno». Pues sí, pero te explico. Aunque las cosas no salgan bien, aunque creas que lo estás haciendo todo mal, estás siguiendo, estás yendo hacia delante, ¡estás viva! Y por muy puñetera que sea la etapa que estás pasando, es eso: la estás pasando, no será eterna.

Pero como sé que las palabras bonitas y de ánimo son muy guays pero se quedan en nada, a ver si con unas cuantas ideas prácticas podemos venirnos arriba. ¿Me acompañas?

  • Haz alguna pequeña actividad que sepas que te sale bien. ¿Te gusta pintar? Pues eso. ¿Eres la máster resolviendo ecuaciones de tres y cuatro incógnitas? A por el libro de mates. ¿Cocinas como si tuvieras estrellas Michelin? A los fogones. ¿Escribes como una descendiente directa de Homero? Quién sabe si saldrá de ti una gran obra literaria. La cosa es hacer algo con lo que te sientas a gusto para que veas que no todo sale mal.
  • Cuida de ti. Topicazo, I know. Pero es cierto, tienes que cuidarte, mimarte y quererte, porque cuando lo pasamos mal merecemos un baño calentito con espuma y mascarilla de pepino, o una pizza de dos pisos con el Netflix de fondo.
  • Al mal tiempo, buena cara. Yo también tengo ganas de matar al tío que hizo este refrán, pero con esto me refiero a que hagas lo posible por verte bien. Un vestidazo, un pintalabios rojo o un día de pelu hacen maravillas con el estado de ánimo.
  • Habla con quien pueda entenderte. Y no solo me refiero al idioma, sino a que hables con algún amigo o familiar que pueda realmente comprender por lo que estás pasando. Hay personas que valen oro, y son esas las que debes mantener cerca.
  • Dedica tiempo a estudiarte. Pasar tiempo contigo misma puede que te ayude a identificar qué sucede, si estás triste por algunas cosas que han pasado, si es una depresión de caballo… No digo que meditando un minuto vayas a alcanzar la iluminación, pero seguro que te ayudará a conocerte.
  • Respira. Porque si no, te mueres (literal y figuradamente). En el yoga y en pilates es superimportante la respiración, y es por algo. Oxigena el cerebro y ayuda a tomar consciencia del cuerpo. Pues respira, coño, son todo ventajas.
  • Aléjate. De los problemas, de tu rutina, de todo en general… Si tienes la posibilidad de irte bien lejos nivel avión, mejor; pero si no, un paseo por una ciudad desconocida, una tarde de compras o un día de senderismo montañero hacen milagros. Así podrás ver las cosas con un poco más de perspectiva.

Y sobre todo, pero sobre todo, si tienes problemas: ve a un psicólogo. En serio, no son malvados, ni estás loca por pisar la consulta de uno. Son médicos, y si hay algo que no va bien, lo solucionan. Pero para eso has de poner de tu parte, ¿eh?

Tienes que saber una cosa más: que eres muuucho más fuerte de lo que crees. Hay una cita de Christopher Robin a Winnie the Pooh (sí, el osito) que deberías colgarte en el espejo del baño o sobre la cama:

Eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces y más inteligente de lo que piensas.

 

Pues eso. Mucha fuerza, brava loversizer.

 

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