Escribo este post desde mi más directa rabia, rabia porque entre nosotras nos criticamos y nos hacemos presas de nuestro cuerpo.

Os pongo en situación, tengo mi primera boda de amiga (si, ya se me está acercando la época…) y estoy tan ansiosa que ya estoy mirando vestiditos chachis.

Me pongo a hacer capturas como una loca, y una, y otra, y otra… hasta que llega el flechazo a mi corazón, un flechazo en forma de vestido color rosita palo, con un volante en el escote precioso y marcando bien el culamen, como a mi me gusta señores.

Completamente enamorada, comienzo a enviar capturas a mis amigas, todas “nena, chulísimo” , “el color precioso”, “no me gusta mucho el volantito”, opiniones para todos los gustos y más que respetables.

Hasta que llega la graciosa, la que se cree que hay una regla marcada a la hora de vestirse… “con tu cuerpo ese vestido te hace parecer vulgar”. Si señoritas, eso es lo que me ha dicho una “amiga”, que el vestido es precioso pero que a mi no me pegan esos vestidos, que tengo el culito gordito y que a mi me pegan cosas anchas.

¿Qué pasa? ¿Las gordas no podemos llevar cosas ajustadas? Se ve que para ella no, soy una vulgar por marcar mi culamen con un precioso vestido rosa.

Pues este culamen se va a venir conmigo de boda, con un precioso vestido rosa, y a quien no le guste, que no mire. He dicho.

Ana Espín