Desde pequeñas nos mandan mensajes subliminales (y no tan subliminales) sobre lo que la sociedad cree que esta bien y sobre lo que no está bien. Según esos mensajes ser madre está bien y si puede ser antes de los 35 mejor. Y esto hace que esté normalizado el jugar con muñecos de bebés, que nos regalen cochecitos, cunas, etc. Realmente me gustaría no mezclar el tema de la maternidad con el machismo pero al final estas cosas siempre van de la mano.

Las mujeres estamos creadas para gestar vida. De ahí que tengamos la regla y que nuestro cuerpo esté diseñado para albergar un bebé durante 9 meses. Y vale, la naturaleza nos dota del poder de crear vida porque somos maravillosas, pero también somos libres para decidir qué hacer con nuestros cuerpos y con nuestras vidas.  Aun siendo libres la sociedad nos inunda constantemente con ideas sobre lo que es ‘normal’ (como odio esta expresión, menos ‘normal’ y más ‘habitual’) o lo que está bien.

Como decía, desde pequeñas tenemos ‘Nenucos’, cunitas, biberones. Aún estamos aprendiendo a hablar y ya sabemos cambiar pañales. Llega la primera comunión (al menos en mi época) y si eres niña te cae una figurita del niño Jesús. Cuando tienes la primera regla, llega la conversación sobre que ya eres una ‘mujer’ y que por tanto tu cuerpo ya está preparado para ser una  futura ‘madre’.

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Ser madre antes que niña

En la adolescencia la cosa se vuelve más enrevesada. Porque es la época de los descubrimientos en lo que a lo sexual se refiere. Es momento de querer practicar sexo pero tienes que tener cuidado por que si te quedas embarazada te destrozarás la vida. Es decir, que el mensaje se lía un poco. Lo mejor que te va a pasar en la vida es ‘ser madre’ pero no ahora, ahora si eres madre por accidente es ‘lo peor que te puede pasar’. Ahora hay que estudiar y forjarse un futuro para que cuando cumplas los 30 y tengas la suerte de encontrar un trabajo que te entusiasme debas abandonarlo o conseguir conciliarlo para poder ser madre. Porque claro, ser madre es lo más importante.

Llegas a la edad adulta y, en mi caso, me encuentro frente a un doctor que me explica que voy a perder mis órganos genitales y no voy a poder ser madre. Pues se me cae el mundo al suelo, porque si algo tenía claro desde que era pequeña es que yo iba a ser madre de 4 hijos, dos de ellos mellizos (por herencia de mi abuela).

Yo he estado yendo a terapia para entender que, ciertos pensamientos que tenía, son convencionalismos y no estaban meditados desde la libertad que tengo como mujer y como ser humano. He empezado a ver la vida con mis propias lentes (y a valorar lo bueno de mi nueva situación) y no con las que me impusieron un día cuando nací siendo niña.

No ser madre no es motivo para ser tachada. Ya sea por propia elección o por imposibilidad física. No ser madre no es motivo para que el resto de la sociedad sienta pena por parecerles incompletas. Porque no estamos incompletas. No tenemos que andar justificándonos por ser mayor de 30, tener pareja y no querer ser madre. Tenemos todo el derecho del mundo a disfrutar de las ventajas que te ofrece no tener niños a tu cargo. Por que si, no ser madre también es maravilloso. Querer disfrutar de una vida laboral plena sin tener el sentimiento de culpabilidad por haber elegido trabajo en vez de familia. No somos mejores unas que otras.

Puede que tu finalidad en la vida es recorrer el mundo sin mayor equipaje que una mochila y debes sentirte feliz y segura de poder hacerlo. Querer llegar a lo más alto en tu carrera profesional, ¡Adelante!. Quizá quieras ser una ama de casa que disfruta de su hogar sin el desorden de unos pequeños correteando por la casa. O en cambio si que te apasiona la idea de ser madre y montar un equipo de futbito. ¡Sé lo que quieras ser! Y si es una enfermedad la que te impide cumplir un sueño, plantéate primero si ese sueño fue más una consecuencia de la sociedad y de la cultura en la que vivimos.  Si aun identificas ese deseo como tuyo. Date una oportunidad para nuevos sueños y metas. Seguro que descubres un montón de formas de hacerlos realidad, o sencillamente encontrar metas nuevas.