«He pasado los últimos dieciocho años de mi vida esperando». 

Así comienza una carta de amor escrita por una mujer llamada Lesley Miller. Sería divertido jugar a imaginar qué es lo que va a venir después, quién será el destinatario de esa carta o qué es lo que ha estado esperando esta chica durante tanto tiempo.

«Durante todo este tiempo mi cuerpo siempre estaba cubierto, quería esconderlo. Me decía a mí misma que algún día, por fin, podría mostrarlo. Algún día podría hacer todas esas cosas que había soñado. Cuando fuera lo suficientemente delgada, lo suficientemente feliz, cuando tuviera la confianza necesaria. Aquel día en que mi cuerpo luciera del modo adecuado».

Lesley Miller decidió escribirse una carta a sí misma y compartirla con todo el mundo a través de la plataforma Love what Matters (ama lo que importa). Su carta es un magnífico ejemplo de amor hacia aquello que más deberíamos amar, por encima de cualquier otra cosa: nosotros mismos.

lesley miller

«Cuando tenía tres años mis compañeros de clase me preguntaban por qué yo era mucho más grande que ellos, por qué yo no podía llevar el mismo uniforme que ellos. Con tan solo siete años ya engañé a una mujer en Weight Watchers, porque estaba desesperada por acudir a una de las reuniones para perder algunos kilos. Con nueve años fui a mi primer campamento para perder peso. Cuando tenía once años tuve mi primera cirugía de estómago, y el cirujano me dijo que ahora, por fin, iba a ser feliz. Con quince años empecé a autolesionarme, haciéndome pequeños cortes en la piel, porque sentía que lo merecía».

La infancia de Lesley no parece feliz en absoluto. Una niña que desde los tres años toma conciencia de su cuerpo y se autoconvence de que está demasiado gorda, y empieza a luchar contra sí misma siendo tan pequeña no suena a cuento de Disney. Sin embargo, este cuento, sin necesidad de varitas mágicas ni hadas madrinas, sí tiene final feliz.

«Cuando cumplí los veinte años empecé a adelgazar y perdí la mitad de mi peso. Estando a dieta, mis días solo merecían la pena si veía en la báscula que mi peso era inferior al del día anterior. Poco a poco iba acercándome a lo deseado… hasta que un día me cansé de esperar. Así que ahora tengo veintiún años y me he comprado EL PRIMER BIKINI DE MI VIDA».

lesley miller bikini

«Ahora podéis verlo TODO. Bultos raros y fajos de grasa. Carnes colganderas (traducción libre de Perra de Satán), estrías, celulitis, marcas de cirugía, y las cicatrices de mis propios cortes.»

Si la historia de Lesley me tocó el corazoncito satánico que tengo no es sino porque yo un día hice exactamente lo mismo que esta valiente mujer. Un día mi cuerpo empezó a engordar y yo perdí todo el control que había tenido sobre él. Lo que al principio era despreocupación («bah, ya adelgazaré, ahora estoy bien») se convirtió en pánico ante una situación que, para mí, se había desbordado por completo.

Me pasé dos años escondiendo mi cuerpo, «disimulando» esos kilos de más que, evidentemente, todos notaban, pero yo no quería aceptar. Dejando de hacer cosas que me gustaban solo porque no quería mostrar mi cuerpo, pasando los peores veranos de mi vida porque me negaba a ponerme una camiseta de tirantes y ni se me pasaba por la cabeza la idea de ir a la piscina. Y, lo peor de todo, sintiéndome tremendamente culpable y desesperada.

Hasta que un día me planté y dije «hasta aquí podíamos llegar.» ¿Y qué hice? Bueno, yo no me compré un bikini. Yo me hice una sesión de fotos desnuda. Me enfrenté a lo que más temía: a mi cuerpo desnudo, a mí misma, mi peor enemigo. Y desde ese día, tan complicado para mí, todo ha cambiado por completo.

¡Bravo por Lesley y bravo por todas esas personas que un día se plantan y se eligen a sí mismas por encima de cualquier otra cosa!

«Quiero aprender a quererme a mí misma por completo, no solo esas partes de mí que me habían dicho que eran aceptables. Porque el secreto es que yo ya soy lo suficientemente buena para ser feliz.»

 

Foto de portada: Chris Maher