Según un estudio de la universidad de Texas las proporciones del cuerpo perfecto femenino son  99-63-91 y eso hace que yo me cuestione un par de preguntas sin importancia.

¿El cuerpo perfecto para quién? ¿Quién les ha dado potestad para decidir lo que es perfecto y lo que no cuando afecta a casi cuatro mil millones de personas en el mundo?

Que a lo mejor hay un club VIP ultra secreto dónde se decide qué está bien y qué está mal y yo no me había enterado, oye, que sí es así, pues sorry. Pero que me da a mi la sensación de que más bien no y que ya estamos volviendo a tocar las narices con el mismo tema de siempre. Hablamos de progreso, de revolución y aceptación, pero volvemos a las mismas mecánicas de discriminación e imposición de siempre.

Porque a ver que yo me entere. ¿Qué necesidad hay de clasificar y etiquetar nuestra diversidad? ¿Cuándo vamos a darnos cuenta de que eso es precisamente nuestro punto fuerte? A cada cuerpo, a cada sonrisa le corresponden unos ojos que le van a mirar como si fueran la cosa más jodidamente bonita del universo y está bien así. No hay necesidad de implantar un canon de belleza absurdo. Porque señores de la universidad de Texas – y del mundo entero- yo soy perfecta. Y por mucho que os esforcéis, no me vais a hacer pensar lo contrario. Tengo un cuerpo que me sirve para disfrutar de los míos, para hacer reír a mis amigos, para abrazar a los que quiero cuando me necesitan. Tengo un cuerpo que con esfuerzo y sacrificio me llevará a cualquier lugar que quiera en esta vida y en ESO consiste la perfección, no unos números dibujados sobre un papel. Unos garabatos no nos definen y nadie debe hacerte sentir peor por no encajar en su ideal. Puedes ser todo lo que quieras, da igual si se te marcan los huesos de la espalda o si tienes cartucheras. No importa que siempre tengas que inclinar la cabeza al pasar por el marco de la puerta o que nunca llegues a la última balda del supermercado, eres igual de bonita. A mí me gustas con tus estrías, con tus cicatrices de guerra, con tus muslos gordos o tus piernas de palillo. Si todo eso hace que seas TÚ, si te convierten en alguien único en el mundo, ya es perfecto, nunca lo olvides.