Parece que decir que eres friki y chica tiene que ser sinónimo de ser gorda, dejada y antisocial, que las habrá y habrá hombres así también, pero como yo soy mujer y este es mi post me quejo de lo mío, y-el-que-quiera-quejarse-que-escriba-el-suyo-ea. Queridas mías, yo soy friki, estoy gorda, no puedo ser más guapa (y ya veis que muy humilde) y, sobre todo, me ducho como ser solidario que soy. Que no me peine sólo se debe a que mi pelo no lo necesita.

Queridas amigas, no digo friki en el sentido de “Oh si, a mí también me encantó la última de Star Wars, la vi con mi primo de 12 años”, no. Soy friki en el sentido de “me hago un cosplay (disfraz para los no-frikis) que lo flipas y voy todos los años de villano a la mínima oportunidad que tengo”.

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Lo malo de esto es que a un tío que acabas de conocer le dices que ese capítulo de una serie/película, considerada “friki o para hombres”, que viste el otro día te supo a poco y automáticamente te encasilla en la categoría de “amichi”. Y ¿por qué? Porque a un colega no te lo tiras, hablas con él de las escenas de sexo de Juego de Tronos, te tomas unas cañas y a ser feliz. ¿Por qué una tía que lee cómics y recuerda la sintonía de  Dragon Ball que se te ha olvidado, para muchos tíos tiene pene? Y cuidado, no se te ocurra decir que te masturbas, no, no,las señoritas no hacen eso, eso es cosa de chicos. A ver humanidad, ¿cómo os explico yo que los mejores orgasmos de mi vida me los he dado yo? Que todos “semos” personas y necesitamos liberar tensión y como no soy fan del running me toco y a dormir.

Acudo a vosotras gordibuenas para quejarme de que con casi 25 años no haya conseguido dar con un sólo hombre adorable y friki (que no tenga ya señora, dato importante) con quien taparme en invierno a ver pelis de culto y maratones del Señor de los Anillos. Hombres frikis extrovertidos del mundo, apareced, yo os invoco. Que digo yo, ¿es incompatible tener lencería fina con ser friki? Pues no, no lo es, por ser friki no tengo prohibida la entrada a ningún sitio, aunque debería.

Amantes de las camisetas frikis y la lencería, del Cola Cao y el Nesquick, ¡un mundo unido es posible! Soy independiente, adoro la música, viajar y nunca me aburro sola, pero ¡joder! con el calorcillo que tengo para dar no puedo evitar pensar al ver a algún “Señor Hombre” con una camiseta de Batman lo bien que me quedaría a mí y lo bien que estaría él sin ella.

Nota: Para las fans de My Mad Fat Diary, si os sobra un Finn avisadme.

Autor: Sara Amben