Parece que cada vez está más de moda eso de tener mascotas (desde perros y gatos, a iguanas o serpientes, pasando por hurones y toda clase de roedores), es más, casi pareciera que si no tienes un animalito y/o bichito en casa eres mala persona, no te preocupas por el reino animal y no tienes ningún tipo de sentimiento. La gente está intentando concienciarse de que los animales también sienten y de que hay que tratarlos como seres vivos y no como piedras, pero, ¿todo el mundo vale para tener una mascota? ¿Todo el mundo sabe lo que supone tener una mascota, lo bueno y lo malo? Pues eso exactamente voy a tratar de aclarar.

Vamos a empezar por las desventajas, o lo que pueden considerarse desventajas, de tener un animal en casa, así acabo por lo bueno y bonito que parece que le da más color al post.

  • Lo primero que hay que tener claro es que tener un animal en casa es una responsabilidad; no se trata de un capricho ni de un juguete. Es un ser vivo y como tal hay que cuidarlo y tratarlo. Esto conlleva ofrecerle una atención, unos cuidados mínimos (comida apropiada para él, vacunas al día, un lugar para él en la casa con todos los accesorios que necesite en función del tipo de animal que sea…), una educación, pero por sobre todas las cosas, cariño. Pero un cariño sincero, no un cariño de paso. Tomar la decisión de tener una mascota es formar un compromiso para con ella. El compromiso de que a la primera de cambio no la vas a abandonar. Y aunque esto parezca un sermón, no lo es, es la realidad. Si crees que en algún momento te va a molestar (cuando crezca, si no lo puedes educar como tú quieres, si tu trabajo va a impedir que estés con él el tiempo que quieres, si tu hijo/a se cansa del regalo…), si antes de tenerlo crees que alguna de estas posibilidades se puede dar, no lo tengas.
  • Hay que invertir en él. Un animal en casa es uno más de la familia y eso conlleva unos gastos. Obviamente cada animal tiene más o menos. Hablamos de vacunas, esterilizaciones, desparasitaciones, accesorios (correas, arneses, cepillos, comederos, rascadores, mordedores…), terrarios, acuarios, jaulas, camas, casetas… Todo esto hay que evaluarlo antes de dar el paso. Saber que esos gastos existen y que si no se pueden llevar a cabo más vale estarse quieto porque son cosas necesarias para el animal que le suponen calidad de vida y salud.
  • Consumen nuestro tiempo y nuestra energía. Sí, tener un animal es estupendo y se pueden quedar solos si les dejamos lo necesario para ello. Pero a pesar de ello requieren nuestro tiempo, sobre todo a edades tempranas. Primero porque necesitan de nuestro cariño, necesitan conocernos y saber quiénes somos; necesitan conocer su nuevo hogar y aprender a sentirse seguros en él. Pero también porque hay que limpiar su espacio a menudo, cambiarles el agua constantemente, educarles, prestarles atención, darles juego, cariño y dedicarles un mínimo de tiempo cada día. Porque para ellos somos lo más importante que hay y sólo ese ratito les compensa todo un día de espera y soledad (y aunque parezca que sólo hablo de perros no es así, cualquier mascota acostumbrada a la compañía, a estar en brazos, al contacto, a la atención, va a necesitarla y a demandarla).
  • Perros y Gatos = Pelos por toda la casa. Todos los animales ensucian. Algunos impregnan la casa de olores a su comida, a sus excrementos o a su propio olor corporal. Si se trata de animales en jaulas, terrarios o acuarios hay que limpiar asiduamente sus habitáculos. Pero en el caso de los perros y los gatos, que están sueltos por la casa, expanden el pelo por toda ella, en mayor o menor medida pues depende del tipo de pelo o de la raza del animal. Hay muchas formas de evitar encontrarse manojos de pelo rodando por el pasillo a lo “salvaje oeste”, trucos caseros que vas aprendiendo con la práctica para eliminar el máximo pelo posible de los tejidos y sofás, pero sí hay que tener claro que los pelos son una realidad y que nada hará que desaparezcan.
  • Puedes encontrarte con destrozos varios. Sobre todo en el caso de perros y gatos que están sueltos, e incluso de roedores si acostumbras a darles libertad fuera de su jaula. Desde un cable pelado o partido por una mordida, hasta una cortina enganchada, la esquina de un sofá destrozada, la tapicería arañada, las paredes desconchadas, juguetes en lugar insospechados o cosas nuestras que misteriosamente desaparecen porque los animales son un poco cleptómanos por naturaleza. En el fondo todo forma parte de esa necesidad imperiosa que tienen de llamar nuestra atención, porque al final lo que quieren es eso, que les hagamos caso.

Y como todo no puede ser malo en esta vida, también hay cosas buenas, con un solo matiz. Por muy malas que parezcan las desventajas que acabo de deciros, las ventajas, aunque parezcan menos, valen por mil.

  • Compañía infinita. Nunca más estarás solo. Cuando llegues a casa habrá alguien que o bien viene a recibirte, o bien irás tú corriendo a saludar. Hablarás con él sin darte cuenta, le contarás tu vida, lo mirarás en lugar de mirar la televisión… Y si se trata de animales que viven sueltos por la casa probablemente no volverás a ir al baño solo y en intimidad, ni cocinarás sin dos ojos mirándote, ni dormirás con la cama para ti, ni podrás ir a oscuras por el pasillo sin ser acechado desde las sombras por tu furtiva mascota que quiere “casito”. Y aunque esta falta de tranquilidad parezca una desventaja no lo es, porque te reirás, lo que me lleva al siguiente punto.
  • Nunca te habrás reído tanto. La risa en ti será una constante. Siempre habrán ocurrencias nuevas, gestos, trastadas, momentos que te harán reír sin parar o sonreír como un idiota, mirando a ese bichito que casi es ya tu hijo y los días, por duros que hayan sido, al final habrán merecido la pena.
  • Aprendes a conocerlo. Con el paso del tiempo y observando mínimamente el día a día irás conociendo a tu pequeño amigo. Entenderás cada movimiento, cada sonido, cada gesto, incluso sus rutinas diarias (que también las tienen) y eso hará que inevitablemente te unas más a él, porque al fin y al cabo y aunque no lo creas, él también sabe cuándo llegas a casa, a qué hora te sientas a cenar y cuando os toca dormir.
  • Amor incondicional. Cada animal demuestra el amor de una manera, eso va en su naturaleza y no lo podemos cambiar, pero todos saben entender cuando son queridos y tratados con amor y saben perfectamente como devolver eso que reciben. Probablemente sea la forma más pura que yo haya visto nunca de querer a alguien.

Y esto es todo. Puede parecer poco, pero creo que compañía, buenos momentos y amor sincero son los mejores regalos que puede darte tu mascota, que al final es tu compañero de vida. Y aunque parezca que piden mucho en realidad no es tanto, porque esos pequeños sacrificios que hacemos por ellos para darles lo mejor, los vemos recompensando cada día con un solo gesto.

Eso sí, si queréis entrar en el maravilloso mundo del reino animal mi consejo es que antes os informéis bien de las opciones que tenéis, de cómo se comporta cada especie y dentro de cada especie, cómo se comporta cada raza. Cuando sepáis eso, podréis saber qué animal es el más idóneo para vosotros, para vuestro carácter y para el ritmo de vida que llevéis. Eso hará que ese animal sea de vuestra familia desde el primer momento y hasta el último aliento, que seáis felices y os hagáis felices mutuamente, y eso, os aseguro, que no se paga con nada.

Vanesa C.