Cuando estaba embarazada, yo iba a la “tocóloga malvada”, así le llamábamos en casa. Desde el minuto uno no vio con buenos ojos aquello de que alguien pasada de kilitos cumpliera aquello de “creced y multiplicaos” y me lo hizo saber. Eso sí, vamos a repasar una a una sus predicciones y lo que acabó siendo en realidad.

  1. No podríamos ver al niño en las ecografías por la grasa de mi abdomen. Pues oigan, tengo unas fotos de ecografías preciosas. Minipunto para mí.
  1. Padecería diabetes gestacional dado mi peso. Y ahí que pasamos la dichosa prueba del azúcar (y su bebible empalagoso) con nota.
  1. El parto sería largo y complicado. Si me descuido casi lo echo. Literal. Dicen que en un parto primerizo puedes estar más de diez horas desde que comienzan las contracciones hasta que expulsas al bebé. Yo tuve la primera contracción a las 15.00, llegué al hospital a las 17.30 (y obligada por mi marido porque yo estaba convencida de que tenía que esperar a ir ya que era primeriza y me iban a mandar de vuelta a casa) y me enviaron rauda y veloz al paritorio porque estaba dilatada de 6cm.
  1. El bebé podría tener malformaciones o enfermedades derivadas de mi sobrepeso. No voy a comentar este punto, pero me parece aterrador decirle esto a una futura madre y hacerle sentir culpable sin que se sepa si la predicción se cumple.

A todas estas bonitas palabras hay que sumarle las malas formas, pero lo que realmente me duele es que no me habló de ninguna de las ventajas. ¿Sabéis que no me compré ropa premamá durante el embarazo porque algunos de mis pantalones me valieron hasta el último día? Claro, es que mi niño tenía hueco de sobra para expandirse – aunque en las fotos de la sesión de embarazo yo “forzaba” un poco la tripa para que se diferenciara bien que estaba embarazada y no gorda.

¿Moraleja? ¿Estoy demasiado gorda para ser mamá? Esta claro que lo deseable siempre sería tener un embarazo con el peso ideal (igual que lo sería no ser fumadora o realizar ejercicio con asiduidad) Pero, ¿cuántas embarazadas del mundo cumplen y tienen una salud y un modo de vida envidiables? Mi consejo es que no tengáis miedo y no dejéis que os metan miedo. Durante el embarazo es importante estar monitorizada y llevar los controles al día; pero no dejéis que os hagan sentir mal, y ante el mínimo atisbo de gordofobia, haced saber al atacante que una cosa son los consejos médicos y otra meterse en la vida de quien no se lo ha pedido. ¡Reclamación al canto!