Un día cualquiera te encuentras en medio de la ciudad, de una aldea, una Van, desde tu vida nómada, desde un piso compartido, desde… desde dónde sea que consideres casa y todos te miran. Irradias luz. Y lo sabes.

Y esa luz no puede pasar desapercibida. Entonces, llega esa persona “puesta por el ayuntamiento” y te dedica estas palabras: “Has engordado… ¡Estás más guapa!” y tú, que has dejado atrás toda esa cultura de la dieta, que has luchado contra océanos y tornados para reconciliarte con tu cuerpo… te miran y ¡Woah! No puedes evitar hacerte una única pregunta: ¿Quién le ha pedido opinión a este ser?

Está bien, está bien ¡Alto ahí! porque los cumplidos son algo hermoso que debemos acostumbrarnos a aceptar como regalos que nos hace el ser humano.

Pero debemos distinguir cuando nos hacen un cumplido o cuando seguimos inmersos en una cultura de la dieta dónde las mujeres con otras mujeres nos rodeamos de esta energía que se enfoca principalmente en el cuerpo. Y, ¡qué leñe!… salir de este círculo vicioso (no nos engañemos) es complicado.

Estas creencias sobre lo que una mujer “tiene que…” ser para estar “más guapa” proviene de una sociedad patriarcal en dónde la belleza es considerada “así o asá”.

Es decir, me gustaría conocer a la que o al que dijo lo siguiente:

  • Hay que vivir con un cuerpo delgado.
  • Hay que tener un vientre plano.
  • Hay que engordar para tener más culo.
  • Hay que echarse crema a los 20 años para prevenir arrugas.
  • Hay que…

… ¿Dar la talla tengas la edad que tengas? Demasiada presión, ¿No creéis?

Este sistema de creencias espantoso y doloroso tan solo lleva a la gente joven, especialmente a las adolescentes a generar más desórdenes de la conducta alimentaria porque la información que estamos recibiendo ahí afuera no es salubre.

Por ello, si retomamos a aquella persona que irradia luz el 1 de Noviembre, a esa mujer que vivió siempre recatada, preocupada, devota y fiel a lo que nos dicen los medios, familiares y a tu gente en general. A esa mujer se le cae el mundo encima.

A la mujer que ha tenido que revisar y desechar aquellas creencias que tenía acerca de la concepción de ser mujer, acerca de la estética. Y que tanto la han atormentado en la cabeza… al final esa mujer exploró y se preguntó ¿Dónde está mi paz?

Lo primero, tenemos que ser conscientes de las energías que depositamos en los demás, cuidar nuestro lenguaje y saber qué mensaje le estamos transmitiendo a las mujeres.

Y, sobre todo, de mujer a mujer.

Las mujeres no son sufrimiento, no podemos creernos esa vaina de que si no eres sufridora, si no te maquillas y cuidas de tu cuerpo no eres una mujer.

Me pregunto si las mujeres tenemos que maquillarnos, pintarnos las uñas, depilarse siempre (aunque sea invierno y no se me vea la piernota).

Preguntas y más preguntas:

Me pregunto cómo me quiero. Cómo me logro querer si recuerdo en mi memoria que una amiga me dijo: “Tú estás mejor así, con más kilos”.

Trabajar con el cuerpo es importante, igual que la mente y el alma. Pero, eventualmente todos fuimos educados para entender el cuidado de una misma como algo que es irreal.

Porque el cuidado, forma parte de la concepción de cada una y es sabido que el peso no determina nuestra salud. Pero todavía, nos queda un largo camino por recorrer a la hora de hablar sobre el cuidado, mal entendido por la sociedad.

Puede ocurrir que, con toda tu buena intención, le dijiste a otra mujer lo que el título dice: “Estás mejor con más kilos encima”

Alomejor, se lo estás diciendo a una persona que ha tenido problemas con la alimentación. Y ahora, trabaja en una alimentación intuitiva, donde cada una sabe qué es lo que debe comer en cada momento: sin dietas, sin prohibiciones.

Chicas del planeta, cosechar amor es el mejor ejemplo de mantra que podemos cultivar entre nosotras.

Hablemosle a la compañera de enfrente con respeto.

No sabemos la lucha que cada una lleva consigo misma.

Y por favor de los favores: Recuerda, las mamis, ese colectivo tan machacado por la sociedad y cultura de la dieta: no necesitan vuestra opinión sobre dietas milagrosas. Una vez convertidas en mamis, no tienen que descuidarse (ni ser sufridoras, ni devotas, ni mucho menos recatadas) Porque el cuidado en una misma nunca puede ser reemplazado por el nacimiento de otro ser. Pues lo mismo ocurre, con esa joven de 25 años a la que le dicen: “Has engordado, estás más guapa” Porque ser joven y sin hijos tampoco es sinónimo de adelgazar o bien engordar.

Las chicas que han engordado, después de haber pasado hambre, por moldearse con las creencias de la sociedad pueden estar pasando un momento bien lindo de aprender a cuidarse de verdad de la buena.

Aprender a cuidarse de manera consciente es lo mejor que nos puede pasar a las mujeres – cuidarse como cada una lo entienda-

¡Sin duda, es el mejor despertar y muestra de amor que nos podemos hacer a nosotras mismas! <3

Yaiza Escobar