Os voy a contar, de una manera un poco resumida la que es mi historia, justo hoy, en el día que he tomado la decisión de que esta tortura culmine.

Soy una chica de 23 años, me mueve ser una “cachonda mental” y lo que más admiro de mí, es que siempre saco sonrisas a las personas que quiero, aunque yo esté en el hoyo en el que ahora mismo me encuentro.

Mi historia comenzó hace años, una historia bastante turbulenta. Yo tenía unos 12 años y ya había presenciado maltratos por parte del que era mi «segundo padre», (el cuál era mi tío político), a mi tía y a mi propia madre, la cuál he de decir que es la mayor heroína que conoceré en mi vida junto a mi hermana. Presencié cómo amenazaban a mi madre de muerte, cómo mi tía bajaba las escaleras con la nariz rota por la paliza que aquel cabrón le había propinado delante de sus hijos pequeños, los cuales yo trataba y cuidaba cómo a mis hermanos, por cierto. Los años fueron pasando, y descubrimos la verdad, este ser tan simpático a la vista de todos, tan gracioso con los de fuera y tan desgraciado con los de dentro, era un maltratador, drogadicto y además putero.

Recuerdo una noche, en la que llevaba a mi primo en brazos, y él, con la cara descompuesta por la rabia, nos tiró la mesa encima. A mí y a su propio hijo, de pocos meses de vida. Todo se volvió en contra de mis padres, de mi hermana, y de mi misma, pues por desgracia he sido la más pequeña, pero la que más fuerzas ha sacado siempre ante esta historia, ya que mi hermana sufrió un accidente y ya tenía ella bastante, como para que viviera éstos sucesos tan de cerca. Digo que se volvió contra nosotros porque al apoyar a mi tía a que se divorciara, pues ella se divorció, y este gran hijo de puta, amenazaba continuamente a mi madre, una de esas veces yo cogí el teléfono y él sólo dijo: » Dile a la hija de puta de tu madre que se ponga», «Que lleves cuidado con el coche porque algo malo te puede pasar», y una continúa sucesión de barbaridades. Mi tía, a la que le dimos todo, se enamoró de ella misma, y dejó de lado a mis primos, los cuales presenciaban cosas que un niño jamás debería presenciar. Todo se volvió aún más en nuestra contra, después de tener a ese cabrón amenazándonos de muerte, mi tía decidió dejarnos de lado, porque ya tenía lo que quería, su soltería, sus mil novios, y una casa que heredó gracias a que mi madre renunció a ella para que mi tía tuviera donde vivir.

Actualmente, vivimos un poco al margen de ésto, después de muchas noches sin dormir, después de cosas muy traumáticas, después de que nuestra vida fuera una contínua tortura… Y ese mismo año, llegó la persona «especial» a mi vida. Esta persona especial me hizo recuperar en cierta parte la confianza en el mundo. Él de pequeño lo pasó mal por unos problemas en el colegio, y otra vez yo, con mi «síndrome de psicóloga», lo ayudé, lo ayudé sin que necesitara mi ayuda. Lo ayudé tanto que me destruía a mi misma. Porque yo era grande, y dar todo de mi, y no recibir nada a cambio, te destruye.

La magia de esta relación se fue perdiendo poco a poco. Estoy sumida en la más profunda mierda y es que nunca he sido importante para él. Él me decía que me amaba, pero yo ahora entiendo que él se amaba a sí mismo sobre todas las cosas. ¿Sabéis qué? Mi historia se repetía, una noche descubrí que mi novio se drogaba, y yo lloré durante días porque me trajo terribles recuerdos...A él no le importó absolutamente NADA. Otra noche descubrí que iba a un club donde había mujeres que bailaban en barra, esa noche la rabia se apoderó de mí, no quería sufrir lo mismo que ya había sufrido, y que encima esa persona fuera MI PAREJA. Otra noche descubrí que también era un maltratador, y nunca olvidaré ese día. El día que me miré en sus ojos y vi el reflejo del terror que yo había pasado hacía dos años. He dado tanto en esta relación, he consentido maltratos psicológicos, y anoche fue lo peor. Llegó a decirme delante de sus amigos, que, «Si me daba una hostia me reventaba». Decidí marcharme. Porque el amor no es eso.

He trabajado y he comprado cosas para él en vez de para mi, lo he llevado a mundos que él mismo reconoció que nunca había llegado, simplemente queriéndolo. Pero esta historia se ha vuelto en mi contra. Todo se repite. Nunca me ha entendido, nunca se ha preocupado de entender mis problemas pasados. He sentido que soy una mierda. Es una persona capaz de hacerte sentir culpable por cosas que él ha hecho, y yo he vivido llorando, callando mis valores, esos que tan orgullosa me hacían sentir. He tocado fondo. Pero hoy, llorando y sin dejar de pensar por qué me ha tocado volver a vivir algo tan dañino, escribo esta historia, y hoy mismo, renazco. Porque si me he levantado de lo más duro que he pasado en mi vida, ahora me levanto de nuevo, porque para él soy una chica que hace las cosas mal, y por eso tengo todo lo que merezco. Pues gracias, gracias a ti por recordarme que no hay que aguantar ni la primera vez que te hacen sentir pequeña. Que te hagan sentir culpable de cada paso que das, no es amor; es una tortura.

Gracias por escucharme, en estos momentos más que nunca lo necesito.

Hacéis un gran trabajo, de verdad, sois inspiradoras, aunque yo no tenga una talla grande, me hacéis sentir una de vosotras, y me sacáis lágrimas y risas. Ojalá pueda volver a escribir a cerca de ésto, dándole el toque de humor que siempre le doy a las cosas…Porque siempre he pensando que reír nos hace fuertes.

Mai