Para empezar, encoge los hombros y agacha todo lo que puedas la cabeza. Un poco más, no te cortes. Ahora  prueba  a encoger también el resto de tu cuerpo, hasta que sólo puedas mirar a los demás desde muy abajo y los demás sólo puedan verte a ti por encima de sus hombros. Así, muy bien. Perfecta.

Y ahora quédate muy quieta en esa misma posición y espera a que llegue la primera persona. Cuando lo haga y te pase por encima, recuerda que debes quedarte completamente inmóvil pase lo que pase. Si te duele, no llores; si te molesta, no patalees; si estás harta, no luches. Básicamente, no hagas nada que pueda recordar al otro que tú también eres una persona, porque ahora no lo eres. En este momento eres un felpudo.

El tercer y último paso es el más difícil, porque requiere de mucha concentración. ¿Recuerdas que remarqué  en el punto anterior que tenías que quedarte quieta? Pues espero que lo hayas entendido bien, porque eso es todo lo que tendrás que hacer a partir de ahora si quieres ser un felpudo de verdad. No te quejes, no reacciones y, sobre todo, nunca, nunca te rebeles.

Después de esa primera persona que te pasó por encima, llegará una segunda, una tercera y una cuarta. Por eso mismo tienes que aprender a tener una paciencia de hierro. No es nada fácil ser pisoteado una y otra vez y seguir pensando que te lo mereces.

Porque ¿piensas que te lo mereces, verdad? Piensas que si alguien te trata mal, es porque algo habrás hecho; que si alguien no te quiere, es porque en ti debe haber algo muy malo, y que quizás al final lo único que puedes hacer es resignarte a ser un felpudo, porque no mereces nada más que eso.  Pero ¿es eso lo que piensas de verdad? Para un momento y piensa bien la respuesta, porque si de repente te está incomodando este texto o no te gustan las preguntas que te he hecho,  igual en el fondo lo que te pasa es que ya no quieres ser un felpudo.

Igual lo que tú quieres ser es otra cosa, aunque todavía no sepas bien qué. Y puede que la mejor forma de averiguarlo sea levantarte del suelo, sacudirte el polvo que has ido acumulando durante tantos años siendo una cosa que no eras, y atreverte a empezar a andar hacia lo que sí eres. ¿Tú qué crees?