Venía yo hablaros de una paleta de colores que ni el Señor Pantone en sus más ambiciosos sueños ha logrado recrear. Hablo del color de los sentimientos. Sólo Pixar Animation Studios con Walt Disney Pictures me sorprendieron en el año 2015 con la maravillosa Inside Out y su explicación sustancial del interior de las personas, la cual hacía con únicamente 5 colores/ estados de ánimo.
Cuando la vi, no sólo me emocioné por la historia en sí, también por materializar para el público entero algo tan particular como es la sinestesia, que muchas personas poseemos en menor o mayor grado. Esta cualidad te permite, entre otras cosas, ponerle colores a cosas que aparentemente no lo necesitan porque son intangibles, como a los números, los días de la semana, los meses de año y los sentimientos.
También pueden ser olores, texturas, sabores….A mi me pasa, sobre todo, con los colores y los olores. Es algo bastante común, ya os digo que muchas personas lo poseen en menor o mayor grado. Decidme, ¿quién no asocia el olor a crema solar con el Verano? ó ¿ el olor a castañas asadas con el otoño?, todas sabemos lo que nos aporta esa prodigiosa cualidad.
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Y ya que ésta, nuestra comunidad, es muy amante de la moda, hablemos de colores. Y como también somos todas para comernos a besos, hablaré de sentimientos. Pulso la tecla sinestesia y me sale: ¿de qué colores son los sentimientos?. Pues asi, a grosso modo, en la gama de los pasteles, tenemos a generosidad, que es de un celestito bebé muy cuqui; tenemos también a la bondad que es como melocotón, la alegría es amarilla, la ternura es rosita….Pero que hambre me está entrando con tanto dulsor…Me voy a centrar en un color pasado de moda pero que fue ultra tendencia hace como un lustro: el flúor. Y ¿cuál es el sentimiento más fluorescente de todos?, pues sin duda alguna, la envidia.giphy-1

Si, amigas, la envidia será todo lo que quieras que sea menos disimulada.Y, paradojas de la vida, es el sentimiento que más se intenta camuflar. Eso de la envidia negra, se dice un poco de coña, entre amigas, como cuando le dices : » Perra, envidia negra te tengo, menudas vacaciones te estas pegando, fatiguita, ía». Eso lo dices con amor. Te encantaría estar allí con ella, pero no le deseas el mal, por ejemplo, que se rompa un tobillo en el trampolín del 5 estrellas al que se ha ido la muy cerda. No, ésa no es la envidia mala. [¡já, que te lo crees tú!].
La envidia mala mala mala [ sí, 3 veces mala ], es la que se intenta esconder como sea. Ésa que reconcome que da gusto, al mismo tiempo que los grilletes de tus mandíbulas chirrían mientras plantas una sonrisa Profidén blanca nuclear. Ésa que le ordena a tu ojo izquierdo que haga tic tic a lo Rajoy cuando miente, mientras tú te afanas en tener la mirada abierta de Dalí. Ésa mala pécora te pone en evidencia cuando tú más intentas esconderte. 
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Pero sobre todo, la envidia mala, destaca porque es fluorescente, porque hasta el blanco de los ojos de enciende, porque hasta las venas irradian ese fulgor brillante que arde por dentro, porque la luminiscendia se cuela hasta en el tono de la voz, que delata y ridiculiza con un tono chillón. Si, amiga, cuando le digas a tu prima la siesa «Este año nos vamos todas a emborracharnos a Pernanbuco» y ella te conteste super falsa «Uy, qué bien» , sonríe pensando que tú con el color de su cara subrayabas tus apuntes de Derecho penal.

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Y después de esto, ya sabéis, mejor una envidia negra y decirlo, que no una fluorescente ​y ridícula.
Autor: Margui.