Tengo casi 40 y la edad no condiciona mi vida ni mis relaciones porque, en la actualidad, la edad ya no es importante y en este siglo ya no tiene sentido para señalar qué cosas hacer o dejar de hacer.

Antes, un señor de 50 era un padre de familia que trabajaba mucho y los domingos sacaba de paseo a la familia pero este modelo –¡afortunadamente!– ya ha pasado a mejor vida, ¿no? La señora de 50 se encargaba de su casa (eso no era trabajar), los viernes se cardaba el pelo y los domingos se ponía de punta en blanco y se dejaba sacar de paseo por su señor marido.

 

Hoy ya no son así las cosas. Ese modelo arcaico se sigue repitiendo, tampoco nos vamos a engañar, pero ya no es el único. Hay otros muchos que conforman una mayoría alternativa en los que las mujeres estamos solteras o casadas, con o sin hijos, e incluso con ellos no dejan de tener su propia vida.

Así, encontrar a alguien de 50 con los mismos intereses que alguien de 30 es posible, y pueden conformar una relación estable y duradera. Igual que tal vez tengan más en común una mujer de 40 enamorada de la escalada y un chico de 20 con la misma pasión, que con un hombre de 40 cuyo máxima afición sea coleccionar sellos.

 

La solidez de una pareja se basa no tanto en los aspectos más banales (qué tipo de música o cine le gusta a cada componente de la misma) sino en los valores y la forma de entender el mundo que es algo que debe compartirse si queremos que la cosa funcione. Y esos valores no dependen de la edad que tengamos sino de quiénes somos y de cómo elegimos a nuestras parejas.

Sin embargo, casi no hay día en que no me tropiece con alguna noticia que hace hincapié en la diferencia de edad entre los miembros de una pareja como si fuera algo aún noticiable, algo extraño.

 

Ahora se habla de las mujeres sin edad (podéis leer el texto de El S Moda aquí) porque tenemos una forma de vestir y funcionar que no permite encasillarnos en los modelos ya caducos de mediana edad. ¡Que soy de mediana edad, yo! ¡Flipad!

No es que no tengamos edad, que todas vamos cumpliendo años, sino que ese número ya no nos define, por eso este tema es tan loversizers porque no queremos que nos determine un número: ni el de la edad ni el de la talla del pantalón.

 

Y es que con casi cuarenta estoy en el mejor momento de mi vida, más cerca de mi yo auténtico que nunca, con menos complejos y más ganas de aprender y disfrutar de la vida, más consciente de su valor y del regalo que es despertar cada día.

Vosotras, ¿qué pensáis?