Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, que tu cuerpo es pa’ darle alegría cosa buena.
Parémonos un segundo. Detengámonos en la archifamosa frase que todos hemos cantado hasta el hastío en bodas, fiestas de pueblo y demás arrejuntes varios indescriptibles. ¿Lo habéis pensado ya? Porque no creo que ninguno de nosotros se haya parado a analizar mucho más la frase que llevó a lo más alto del panorama internacional a Los del Río allá por 1993. Dale a tu cuerpo alegría, Macarena. Y ya no importa mucho que te llames Lola, Pepa o Mercedes, lo importante es que vayas a lo profundo del asunto y lo apliques en tu vida. Los del Río eran sabios portadores de un gran mensaje.
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, cada vez que has tenido un día de mierda y lo único que quieres es hacerte un ovillo y crees que nada importa ni vale de nada y el mundo es una montaña de imposibles. Es en ese momento donde has de darle alegría al cuerpo, reactivarte, ser positiva, creer que tú esa montaña de imposibles te la zampas con el desayuno cada mañana.
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, cuando te ves en el espejo y no acabas de encontrarte del todo. No te sientes cómoda, hay algo con lo que no estás a gusto, o bien te ves cansada y lo único que impera en esa imagen son unas ojeras de aquí a Cancún. Macarena se vendría arriba, pensando que nadie vale más que ella, y se centraría en lo positivo, en esas cosas que le gustan, haciendo las paces con lo que no, reconociendo lo especial que nos hacen nuestras singularidades.
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, cuando las dudas te corrompen y no te lanzas a dar el paso con alguien (bien sea para invitarle un café, bien sea para menearte de mil maneras). ¡Fuera el temor! Disfrútalo, estás llena de energía, que los ‘y sí…’ no te impidan hacer algo que quieres, menos aún tirarte al cuello de alguien. Macarena, ¡que tu cuerpo es pa’ darle alegría cosa buena!
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, cuando recibes una mala noticia, o algo no sale cómo esperabas. La decepción puede estar un rato, pero no para siempre. Así que ponte tu canción favorita, o permítete un capricho, que para eso está la música y las chorradas. Mira videos de gatitos en Youtube, o coge un libro y evádete, pero no te regodees en la mierda. Macarena nunca lo haría.
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, y llama a tus amigos. De improvisto, sin razón aparente. No esperes a cuadrar agendas o quejarte de que ya solo os comunicáis por memes en el grupo de Whatsapp. Plántate en casa de uno con una botella de vino (o de zumo, de lo que sea), id a un bar y cerradlo por vuestra cháchara, poniéndoos al día, reid hasta que os duela la cabeza. Romped la pista de baile. ¡Cantad!
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, cada segundo, porque sí. Sin razón. Cuando estés alegre, cuando estés medio-dormida, cuando las cosas no tengan sentido o cuando vayan bien. Con todas las ganas del mundo o sin necesidad. Porque puedes. Porque tu cuerpo está para eso, para disfrutar cada segundo. ¡Hey, Macarena, aaaaaaum!!!
