Recuerdo con nostalgia y cariño una noche de hace unos 4 años y medio. ¡Aquella noche cené como una reina!

Y no. No voy a hablaros de los exquisitos manjares, o de la inmejorable compañía ni de mi insaciable apetito… Solo recuerdo que aquella noche me senté a cenar y  solo me levanté cuando había terminado.

Al día siguiente nació mi primera hija… ¡Adiós, muy buenas!

Ahora, preparamos la cena, la mesa completa, mayonesa, kétchup y todos los complementos imaginables que creamos que les puedan apetecer a las reinas de la casa para completar el menú. Ponemos baberos, lavamos las manos y… ¡Preparados, listos… A cenaaaaaar!

Y cuando mi culo roza ligeramente la silla: ¡Ni-no, ni-no! Primera alarma:

  • Mamá, pipiiiiií.
  • Jolines (joder no se puede decir a no ser que se te escape en momentos de estrés máximo) hija, ya podías haberlo pedido antes.

Excursión al baño. Cena enfriándose. Vuelta a la mesa, segundo intento. Tenedor entrando a mi boca y… Segunda alarma:

  • Papá que quiero el vaso de Peppa Pig, el de Bob Esponja no me gusta.

Resoplido paterno y cabreo rozando nivel naranja.

  • Hija, qué más da, hoy toca ese y mañana el de Peppa… (Si la convencemos se queda ahí la cosa, sino pelea o segundo levantamiento a por el dichoso vaso de Peppa).

Cena helada.

Y así, sin probar bocado y sin darte ni cuenta, ellas están casi terminando y… Tercera alarma:

  • Mamá ya he terminado, ¿me das el postre?

Aquí ya papá y mamá empezamos a echar espuma por la poca y casi a convulsionar… Y diréis: ¡Qué exagerados! Si solo os habéis levantado un par de veces y ahora ya podéis cenar tranquilos: ¡¡ERROR!!

Entre medias de todo esto una ha tirado el vaso de agua y otra ha lanzado sin querer un proyectil de comida hacia la pared, o lo que es peor, hacia su pijama, y además como ya han terminado y están cansadas lo más apropiado es pedir a los papis que las cojamos “aúpa” y ya, si eso, nos apañamos para cenar un filete más tieso que una suela de zapato haciendo malabares dignos del Circo del Sol.

Pero tranquilos… esto no es siempre así, solo en 4 de las 5 comidas diarias (el almuerzo lo hacen en el colegio, menos mal). Y cuando salimos fuera… ¡Eso directamente da para otro post!

Un besito y…¡Que aproveche!

Autor: Elisa Moreno