Creo que las relaciones deberían ser como el pan.
No me refiero a que sean esponjosas y se puedan meter cosas dentro, sino a otro concepto que mola más.
El pan es un extra, no es algo vital ni necesario para comer; tenerlo o no, depende de ti. No pasa nada si te comes una tortilla de patatas sin pan, o si no mojas nada en la salsa a la pimienta para un «filetaco» o en un pisto, o te comes un chorizo sin más. Realmente puedes comerte cualquier plato sin necesidad del pan. El pan es un extra. Sin embargo, si no hay patatas en la tortilla pues le falta algo importante. O si le quitas el tomate al pisto, o el rebozado al calamar a la romana. Esto son ingredientes necesarios para completar el plato. Por eso, el pan es un extra innecesario.
Pero…
Pero si añades el pan a cualquier comida, lo mejora de una forma impresionante. Y mira que el pan es anodino, pero podría comer un pan recién salido del horno tal cual. Ahora, añade ese pan calentito y crujiente a la tortilla de antes. O mójalo en la salsa de pimienta o en el pisto. O mete los calamares en un bocadillo. Ese extra hace que todo sea mucho mejor, lo enriquece.
Pues las relaciones deberían ser igual. La pareja no debería ser alguien a quien necesitas para que te llene huecos. La pareja debería mejorar innecesariamente la vida. Si tienes huecos que llenar, eso ya es cosa de traumas e historias de uno, y andar buscando a alguien para que llene esa necesidad realmente no es sano.
Tú eres tu paella personal y deberías proporcionarte tu arroz, pollo, conejo, vegetales y todo eso. Si te falta alguno, es cosa tuya hacer algo al respecto, pero nadie debería sustituir esa carencia.
Por eso pienso que la pareja debería ser ese pan que no hace falta que esté, pero prefieres que lo haga porque hace que todo sea mejor. Tú ya estas completo o completa, pero la otra persona lo hace todo más «pro».
Y bueno… sí, quizá ese pan puede ayudarte a encontrar la patata perdida, pero nunca sustituirla.
Qué hambre me ha dado este post…
