Hoy vengo a hablar de un tema que, todavía hoy, parece sorprender mucho a la gente, especialmente a los hombres, y es de que las gordas también decimos NO. Pero no, ¿a qué? ¿A los roces en los muslos? ¿A los escotes palabra de honor? ¿A los vaqueros bajos de cadera? Bueno, a eso también, pero no, no nos referimos a esto. Nosotras también decimos NO A LOS TÍOS, aunque estén muy cachas. Shocking, huh?

Pues sí. Por eso les voy a contar una historia que me pasó hace un par de veranos, un verano en el que yo estaba soltera, y empezó a tirarme los trastos un señorito cachas de gimnasio que se creía la última Coca Cola del desierto. A mí no me gustaba nada aunque sí, estaba bueno, tenía ‘cuerpazo’ (o más bien lo socialmente aceptado como cuerpazo), un six-pack hecho a cincel y con pinta de pasarse 3 horas al día depilándose. Además yo le llamaba ‘el cremoso’ porque estaba siempre embadurnado en Nivea de la lata azul, y si accidentalmente le tocabas el brazo daba mucha grima lo resbaladizo que era al tacto. Vamos, un horror, al menos para mi gusto.

Por supuesto, semejante macho alfa no podía creer que la gorda del grupo de amigas le rechazara cada dos por tres, así que empezó a tirar de argumento sólido de tronista donde los haya, y pensó que sería buena táctica seducirme diciéndome todo el rato que él sólo se acostaba con modelos y famosas (?). Me dijo incluso algunos nombres, el muy caballero. Todo en plan ‘a ver si te enteras ya, gorda, de que te estoy haciendo el favor de tu vida ya sólo con mirarte’. Pero yo me reía de él muy fuerte y, a pesar de todos esos maravillosos motivos, yo seguía rechazándole, ¿cómo es posible? ¿A qué chica no le gusta que un señor le diga que él sólo se tira a modelos, para que entendamos que nos están haciendo un súper favor tan sólo por hablarnos a nosotras? JAJAJAJA ¿Cómo es posible que desde el momento en que me saludó yo no bajase corriendo a chupársela en señal de agradecimiento por haberse fijado en mí? De verdad, ¿eh? Si es que no tengo perdón de Dios.

Por desgracia, esa no ha sido la única vez en la que me he visto en situaciones parecidas, porque de follagordas está el mundo lleno, pero me parece graciosísimo cómo la gente, en general (los cachas, en particular), alucina tanto cuando ven que una gorda les rechaza y además se permite el lujo de elegir con quién se acuesta y con quién no. Y es maravilloso ver cómo tanto cincelarse los abdominales no les deja tiempo para cultivar otras cualidades con las que sería mucho más fácil atraer a cualquier chica medianamente inteligente. Aunque, en realidad, este tipo de impresentables, como ‘el cremoso’, no buscan conectar con nadie ni se preocupan por tener una conversación decente; lo único que buscan es marcarse unos tantos como si las mujeres fuésemos trofeos en una vitrina, y claro, una gorda como yo, ¡eso cuenta como 2!