El aborto es un proceso nada sencillo, no vamos a ir de mr. Wonderful por la vida diciendo que todo es de color de rosas y que es un proceso sencillo, porque no lo es. Pero no queremos estigmatizarlo más todavía, ya que cuando se toma la decisión de abortar y finalmente se lleva a cabo aparecen muchas emociones, (si el aborto es natural también aparecen estos sentimientos) como la tristeza, el llanto, sentimiento de vacío (me lo han descrito así varias pacientes), etc.

Las mayores dudas que aparecen alrededor del aborto principalmente son, ¿Me sentiré así siempre? ¿Sera una huella que quede en mi para siempre y que no podre superar? Y es normal pensar todo esto, por el desconocimiento y el miedo que siempre lo ha rodeado.

Cada persona es un mundo, y las circunstancias que rodean a cada chica que pasa por este proceso serán determinantes. Existen diferencias entre si el aborto es provocado o es natural, pero al final las sensaciones son similares, y el proceso de duelo se presenta en ambos casos.

 

Sentirse acompañada es uno de los puntos clave en este proceso, pero ¡ojo! Una cosa es sentirse acompañada y otra atosigada o juzgada, no es necesario una persona pendiente las 24h, el proceso de acompañar es diferente, estar ahí con la persona simplemente para que no se sienta sola, y estar más por sus demandas, es decir, si necesita que la abracen, escuchen o simplemente llorar, permitimos todas esas emociones.

He conocido a muchas chicas que han pasado por abortos, de forma natural o voluntaria, y aparecen por lo general los mismos indicadores, por eso hoy me apetecía contar la historia de una de mis pacientes, la cual pasó por dos abortos,  y los sentimientos y el modo que tuvo ella de superarlo.

El objetivo de compartir una experiencia real, es ponerle cara y nombre a los sentimientos que aparecen durante este proceso, ver que no estás sola, no eres la única y por supuesto que estas emociones son PASAJERAS, no vas a sentirte así siempre, y con tiempo y apoyo verás como esos sentimientos se van trasformando en algo más positivo.


La historia de esta chica comienza con un enganche muy intenso por un chico, conectan súper rápido y aunque no tienen nada serio, la intensidad predomina en ellos. La primera dificultad aparece cuando al poco tiempo de empezar a conocerse ella accidentalmente se queda embarazada, por lo que deciden sin lugar a dudas interrumpir ese embarazo, ya que su relación no está ni de lejos en ese punto, y ellos individualmente tampoco.

 

Para referirse al feto, decide ponerle “nombre” para personificarlo algo más, es decir, sabe que ha tomado la decisión correcta pero hacer como que dentro de ella no hay nada tampoco le seduce, por lo que se refiere a ello como “la pulga” de forma cariñosa, el objetivo no es más que ese. Muchas veces se piensa que referirse al feto de alguna forma empeora la situación, en este caso, a ella le ayudó mucho, no se trata de “ponerle nombre al bebé” ni mucho menos, pero referirse a él de alguna forma, le ayudó a tomar conciencia.

El día del aborto acuden puntuales, y todo va estupendamente. Los días de después ella se siente un poquito más decaída pero nada demasiado intenso, él la trata de maravilla, está pendiente a cada rato, la mima, la cuida, no deja que haga esfuerzos. En este caso el apoyo de él y su entorno como las compañeras de trabajo le facilitó mucho todo.

El tiempo va pasando, y las sensaciones van mejorando bastante, no se arrepiente en ningún momento de su decisión ya que está más que convencida que lo que ha decidido es lo más acertado sin lugar a duda.

Los meses trascurren y cuando llevan algo más de un año, algo en ellos ha cambiado a nivel de pareja, él empieza a tener comportamientos un poco tóxicos y dañinos, y esto está resintiendo bastante la relación. Al tiempo ella se vuelve a quedar accidentalmente embarazada, y lo describe como “automáticamente tomé la decisión de interrumpir este embarazo”, es después de hacerlo cuando se plantea si realmente ella lo quería o no, y las dudas y el malestar la empiezan a invadir.

Él en este caso no está para nada a la altura, descuidándola y dejándola prácticamente sola, encima en ese momento se encuentran en el extranjero por trabajo, y el sentimiento de soledad se acentúa, ya que no tiene cerca a su familia ni amigos, los cuales no se enteran de este punto.

Al no verse arropada, y menos por su pareja, este duelo se enquista algo más, y como ella lo describe, se siente como si se hubiera vuelto “un poco más gris”, el primer aborto también la dejo un poco así, pero la sensación ahora era más fuerte, es aquí cuando el ánimo se ve más afectado y la tristeza aparece más.

Como todo ha sido tan rápido, no ha sido capaz de referirse de ninguna forma al feto en este caso, y comenta que en su momento no fue consciente pero que con el paso del tiempo se dio cuenta que era un paso necesario para ella.

Y es aquí cuando viene la historia de superación, ella es una persona que adora los tatuajes, todos son importantes para ella y por eso decide recurrir a la tinta para hablarse a sí misma de esa parte de su vida.

En un primer momento le cuenta la historia a la tatuadora, y deciden un diseño de dos lapidas con grietas, una con el nombre de pulga y otro sin nada. Cuando ella me cuenta esta parte de la historia, para poneros en contexto y poder entenderla mejor, para ella sus abortos solo simbolizaban la muerte, la pérdida, y las grietas como se sentía ella en ese momento.

Y diréis, puede que no simbolice mucho la superación dos lápidas que además son un claro ejemplo de muerte, bueno puede que en ese momento la superación no fuera tal, pero es cuando empezó, ya que se dio cuenta que esa lápida sin nombre aún le dolía por lo que aprovechando un nuevo tatuaje le pidió al tatuador que le pusiera Pau (paz en catalán), cuando habla de ello cuenta que “le puse el nombre que consideré que era suyo”  ese primer paso fue totalmente curativo para ella, ya podía situarlo, ya no era “un algo sin más”, era su paz.

En las siguientes visitas a los tatuadores para hacerse cosas nuevas, aprovechaba e iba cerrando las grietas poco a poco, hasta que un día conoció a una nueva tatuadora con la que conectó enseguida y llegaron a un nuevo diseño.

Era el momento de tapar ese tatuaje que tanta muerte simbolizaba para ella, y ahora que sus grietas ya habían sido curadas y los dos tenían nombre, ya no tenía la sensación de que sus abortos significaran muerte, sino todo lo contrario, VIDA, una nueva vida para ella, y no había mejor símbolo para esto que las flores.

Ella describe su nuevo tatuaje y significado así Decidí hacerme un corazón anatómico, porque es ahí donde los llevo, que es lo que nos mantiene con vida, de el sale una rama fuerte y una flor de loto, que es una flor que nace en la adversidad, nace en las aguas más sucias. Para mí darle vida también pasaba por nombrarlos, que no sólo fueran abortos (muerte) sino reconocer que también han sido embarazos (vida) y que igual que al decidir que no era el momento me llevé un poquito de mí misma (por ahí creo que va lo de volverme gris), reconocer que son parte de mi vida”.

 

Con el tiempo, un día su madre le pregunta por el significado (me cuenta un poco entre risas que nunca le pregunta por ninguno de sus tatuajes y que justo se fijó en ese) y que fue un paso muy curativo también porque fue cuando por primera vez le contó a su madre la situación y el por qué de ese tatuaje.

La idea de compartir su historia, es que os pueda llegar a todas las que estáis pasando por este momento o lo habéis pasado, que os sintáis un poco más unidas y conectadas a ella, porque pasó por ello y consiguió superarlo, y aunque hay partes que aún estamos trabajando juntas, el trabajo más duro y difícil lo ha hecho ella sin ninguna duda.

Recuerda que las sensaciones y sentimientos que tengas en un momento, son solo de ese momento, y que con el tiempo, el apoyo y la reflexión con una misma, van cambiando, nada es permanente ¡No lo olvides!

 

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja, [email protected]