Recuerdo a mi padre leyendo un libro de Punset hace años: ‘el viaje de la felicidad’. Recuerdo que compartía fragmentos conmigo que me hicieron reflexionar, y que con el paso del tiempo voy viendo cómo de reales son.
‘La felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad’
Y es que quizás llevas años pensando que la felicidad es algo tangible, es un marido cachas, una casa pagada, unos hijos rubios. Y nada más lejos de la realidad. La felicidad son esas pequeñas cosas que nos vamos encontrando por el camino. Son instantes, sensaciones transitorias que nos llevan a lo más alto, y que no siempre tienen que ver con grandes cosas.
En el equipo de WLS hemos detectado un buen porrón de cosas sencillas del día a día que nos hacen felices en pequeñas o grandes dosis. A ver si coincides:
– Cuando el eyeliner te sale idéntico en los dos ojos.
– Quitarte el sujetador al llegar a casa.
– Unas sábanas recién puestas que huelen a limpio al meterte en la cama.
– Que el ascensor esté en tu planta cuando vas a cogerlo.
– Que abran otra cola del supermercado y tú seas la primera.
– Que te pillen en un trayecto todos los semáforos en verde.
– Que abras un cajón de la cocina y haya un paquete de pipas Tijuana que no recordabas.
– Aprobar pelao un examen que dabas por perdido.
– Que te de un rayito de sol mientras te tomas tu cerveza en una terraza.
– Salir a tomar un vino con amigas y que te se vaya de las manos.
– El primer día de otoño en el que duermes tapado.
– Pensar en una persona y que justo te escriba en ese momento.
– Que alguien cumpla años en la ofi y traiga desayuno rico.
– Que te llegue un paquete de Asos/Amazon antes de tiempo.
– Un buen plato de croquetas después de una semana a base de verduras.
– Ver que todavía un capítulo más de tu serie favorita con el que no contabas.
– Sentir que sigues teniendo complicidad con amigos que hace siglos que no ves.
– El primer trago de una cerve en un día de calor.
– Que te dure el perfume hasta el final del día.
– Despertarte un minuto antes de que suene el despertador.