Los sueños, ese sin sentido de imágenes a cual más trambolica. Freud sostenía que la función de los sueños era satisfacer nuestros deseos, y vale, la mayoría de veces no se equivocaba, pero otras..
«Nada puede escaparse a ese estado tan profundo del dormir, ya que por allí desfilan las fantasías y deseos inconscientes más reprimidos de los seres humanos».
Nuestras abuelas tenían una razón para muchas de estas cuestiones, que si jugábamos con fuego, pis en la cama, que si comíamos mucho estrías por doquier, que si nos dormíamos con el estómago vacío, pesadilla (¡Ay abuela que sí!). Sin embargo hay otra respuesta, todas estas cosas raras que soñamos no es porque estemos realmente locas del coño, sino que la parte del cerebro que sabe qué es la realidad y que no lo es tanto no está activa durante el sueño, y por eso no nos extraña nada soñar que andamos en bolas por la calle, que volamos cual periquito o que nos tiramos a ese masizorro de turno. Y es que lo peor (y lo mejor) de los sueños es que todo absolutamente TODO es creíble mientras estamos en ellos.
Supongo que eso es lo «bonito» de soñar, nos convertidos en locos creando nada más que incongruencias, pero bueno, seamos positivas y pensemos a lo Alicia «solo las mejores personas lo están” ¿no?
Vamos a intentar explicar porque soñamos como lo hacemos:
Dicen que los sueños vienen dados por los recuerdos inmediatos, del propio día, y de otros que provienen de hace unos 5, 6 o hasta 7 días. Sin embargo hay un tercer grupo de imágenes que bucea entre nuestras sábanas y que procede de otros rincones de nuestra autobiografía mental más antigua. Al tratar de ordenar y hacer útil la información que el cerebro está almacenando, despierta otros recuerdos o datos similares mucho más escondidos, las llamadas “imágenes intensas”, que revivimos después de una experiencia dolorosa. Los sueños sobre este tema que se repiten con continuidad reflejan la trabajosa digestión que el cerebro está realizando para procesar correctamente ese recuerdo y, de nuevo, colocarlo en un lugar y con una etiqueta que, por más que sea hiriente, nos sirva para próximos malos momentos.
Eso quizá explique por qué se presentan en nuestras noches los eventos y personas más insospechadas, por así decirlo la memoria y los sueños son una.
Guía básica, pero que muy básica de sueños:
- Si sueñas que te estas tirando, besando o lamiendo alguna parte pornosa de un ser humano que conoces, tras lo cual te despiertas húmeda y confundida (que no satisfecha). Bien, necesitas un polvo, búscalo donde sea. Si sigues soñando con la misma persona, necesitas un polvo con esa persona, después del cual estará solucionado, u no…
- Si por alguna extraña razón sueñas ñoñerías y cosas jodidamente sentidas con alguien que no es ni tu hermana ni tu pareja, preocúpate. La cosa está jodida cuando nuestros sueños pasan de porno a ñoños.
- Soñar con cualquier efecto meteorológico serio desde un tsunami pasando por terremotos o lluvia comparable a la de Noé en el antiguo testamento etc. Digamos que te sientes inquieto, pero que muy inquieto por algún motivo aún por solucionar.
- Soñar que morimos o muere un familiar cercano es otorgar vida, don’t worry.
- Si al contrario sueñas con una boda, huye, escóndete en un bunquer, no te queda mucho tiempo.
- Si por alguna casual sueñas con tu ex ya sea pareja o amiga, ya sea algo positivo o negativo. Pasa del tema, la mente crea muchas ilusiones solo por joder un rato.
- Soñar que volamos esta directamente conectado con el señor orgasmo, mmm… ¿suena bien verdad?
Por tanto sacamos la conclusión de que la noción de sueños, también se utiliza para nombrar a los deseos o proyectos de difícil concreción. Algo así como un yo quiero pero es improbable, así que voy a soñarlo a ver si picándome más la curiosidad voy a por ello de una puñetera vez.
