Tanta modernez nos está jodiendo el coco, PERO BIEN. Cada vez hay más teorías sobre cómo criar a nuestros hijos, y por cada una de ellas, sale otra opuesta. Que si Estivill es un fascista, que hay que pedirles las cosas por favor, que si no les amamantas eres una cerda, que la calidad en el tiempo cuenta más que la cantidad, que tienes que estar con ellos mogollón, que si duermen en tu cama se trauman, que dormir juntitos favorece su desarrollo,…

esto o lo otro

Aparte de criar, hay que educar. Hasta hace poco, para elegir colegio, teníamos en cuenta si era laico o religioso, si estaba cerca de casa, si se le daba importancia a los idiomas… Ahora súmale estudiarte los diferentes sistemas educativos: Waldorf, Montessori, Kumon, Doman,…

Los sistemas tradicionales no funcionan ¿Y los nuevos? Joder, llevan poco tiempo implantados en España, quién sabe si dan resultado. ¿Qué es resultado? Niños felices, sí. ¿Pero preparados? y , ¿qué es estar preparado? NUNCA nos encantará uno del todo, TODOS tienen algo bueno. DIOS DEL AMOR HERMOSO, qué sarao.Todo el mundo opina, todo el mundo sabe, TODOS TE COMEN EL COCO.

Una vez escogido el colegio, se produce un fenómeno paranormal en el que en lugar de que tú te aseguras de que aquellos a los que pagas (los profes) hagan bien su trabajo, son ellos los que te exigen a ti. Los profes te exigen, los niños demandan, las otras madres te juzgan, tus padres te cuestionan. COJONES, qué pesadez.

juzgar

A la moda de los sistemas educativos más o menos hipsters le sumamos la de las Supermadres : debes vivir POR y PARA tus retoños, aparte de currar, ocuparte de la casa y parecer una persona y no una piltrafa. Ojo con que se te noten las ojeras, ojo con no saber lo que tienen hoy de deberes, ojo con no hacerles caso a todas horas, vaya a ser que se vuelvan personas inseguras y miedosas por ello. Porque no me preguntéis cómo, parece que las criaturas ahora son SUPERSENSIBLES y una mala contestación los condenará a la disfuncionalidad mental DE POR VIDA. Los Hijos se han convertido en el centro del Universo y, sinceramente, a mí eso me pone los pelos de punta.

Que los niños viven por y para llamar la atención no es ningún secreto, y tampoco ningún problema. El problema empieza cuando nosotras nos sentimos culpables por no darles aquello que ellos piden, o sea, TODO EL TIEMPO DE LA VIDA, 24 HORAS, 365 DÍAS AL AÑO, hasta el fin.

Comentarios usuales de las madres son : «Yo a la edad de mi hijo iba al cole sola», «Yo a la edad del mío cuidaba a mi hermano y a mi primo», «Yo a la edad de Martita iba a por el pan todos los días». Ahora dí que dejas a  tus hijos 5 minutos solos para ir al súper. Te puedes encontrar con los servicios sociales en la puerta de tu casa al volver del Carrefour.

Vivimos obsesionadas y los niños lo notan. Nos juzgan, nos juzgamos. Somos malas madres, siempre, hagamos lo que hagamos: por consentir (¿Le convertiré en un caprichoso?), por ser demasiado estrictas (¿Le traumatizaré?), por enseñarles a ser autónomos (¿Me estaré pasando?), porque les protegemos demasiado (¿Será un inútil?), por no respetar al dedillo la pirámide nutricional que tanto se empeñan en enseñarles en el cole (¿Estará desnutrido?), por no hacerles leer cada día (¿Será un ignorante?), por obligarles a leer a veces (¿Le pillará tirria a los libros?), por enseñarles que sus tareas son solo suyas (¿Quizás necesite más ayuda?), por no ser más transigentes (¿Me verá como a un ogro?), por TODO.

Queremos criar personas que tolerarán la frustración pero ¿Cual es la medida justa? ¿Hasta dónde decir que sí y hasta dónde que no? Cuanto codependiente hay que no entiende que sus parejas, sus amigos, tienen una vida independientemente de ellos. ¿Cómo evitar que nuestros hijos sean así?

Como siempre, las No Madres que estéis leyendo esto, pensaréis que exagero y las Sí Madres pensaréis que me quedo corta.

La cuestión en el fondo es saber si toda esta comedura de coco a la que nos sometemos a diario está justificada o es fruto de otra histeria colectiva más que añadir al jamón cancerígeno, la invasión del Mindfullness y la fiebre del reciclaje.

Mi opinión: como en casi todo, debería reinar el sentido común, el término medio, ese punto tan difícil de encontrar en el que tú no estás atrapada y tus hijos se sienten arropados, esa educación que enseña a pensar a unos niños felices y que al mismo tiempo les exige, les refuerza, pero no les cuestiona. Y, señoras mías, la única manera de criar hijos que no juzgarán ni se sentirán juzgados es predicar con el ejemplo, creo yo.

Así que, desde hoy, asumo con orgullo que soy una Maravillosa Mierda de Madre.

¿Y tú?