¿Qué harías tú si supieses que mañana es tu último día?

Si esta noche al acostarte, ya no te levantaras más, ¿qué crees que te hubiese gustado hacer este día?.

¿Con quién te hubiese gustado hablar?.

¿De qué?.

¿A quién te hubiese gustado escribir una nota?.

¿Qué te hubiese gustado comer o beber?.

¿Cómo te hubieras mostrado con las personas a las que no le caes del todo bien?.

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Sé que es un ejercicio de compleja imaginación, incluso, para algunas personas puede resultar un tanto desagradable. Pero nada más lejos de mi intención que la de provocar hastío o desagrado con este post. Tan solo quiero invitar a entrar en un espacio para la reflexión, que a veces tan necesario es.

Vivimos vidas que a veces nos da la sensación que no nos pertenecen. Nos subimos a trenes y después pensamos que estamos en el vagón equivocado. Nos dejamos llevar por todo lo que nos rodea. Un profesor  mío nos preguntó una vez que qué grado de libertad pensábamos que teníamos al hacer las cosas. Las respuestas darían para otro post.

Lo comparo con ese vídeo de unos glóbulos rojos esperando a posicionarse en la entrada a una gran arteria y una vez allí, son engullidos y empujados hacia la corriente principal sin ni siquiera tener la más mínima oportunidad de cambiar de rumbo, o pararse durante un instante.

 

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Parar, dar al pause y reflexionar.

Como dice Yolanda Cambra en este post.

Hay ocasiones en que nos perdemos dentro de nuestra propia vida, perdemos nuestra identidad.

Por lo tanto, y volviendo a la pregunta inicial, ¿qué te gustaría hacer si supieses que mañana es tu último día?.

¿Cómo te hubiese gustado que te hubieran tratado tus amigos?.

¿Y tu familia?.

¿De quién te hubiese gustado despedirte?.

Y, ¿de quién no?.

¿A quién te gustaría robarle ese beso?.

¿Con quién tu hubiese gustado echar el último polvo?.

¿Te hubieras arriesgado a pedir “algo” especial en ese polvo?.

Y esa llamada que siempre quisiste hacer para declararte, ¿la harías?.

Y la llamada para pedir perdón, ¿también la harías?.

¿Te despojarías de toda esa cobardía que hizo de tu orgullo tu coraza?, ¿o te enterrarían con ella?.

¿Te enamorarías por última vez?. ¿Y por primera vez?.

¿Leerías un libro?. ¿Cuál?.

¿Repasarías fotos?.

¿Llorarías?. ¿Reirías?.

¿Te cortarías el pelo?. ¿Te raparías la cabeza?.

¿Te atreverías a salir a la calle sin maquillar?. ¿Y sin tacones?. Ruth nos habla de esto en este post.

 

Supongo que podría estar haciéndote preguntas varias horas, pero no es mi intención abarcar todas las posibilidades, al menos de momento. Tan solo quiero despertar la duda, y si lo consigo, me doy gustosamente por satisfecho.

 

Ahora voy a proponerte otro ejercicio de imaginación.

Ahora imagínate que después de haberte creído todo lo anterior, de haber respondido a muchas preguntas de las que he hecho, y a muchas que a mi no se me han ocurrido pero a ti si, mañana despiertas como si todo hubiese sido un sueño.

Después de haberte despedido en sueños de los tuyos, la vida sigue como hasta ahora. Sigue como yo lo deseo para todos.

Entonces me gustaría hacerte algunas preguntas más, si me lo permites claro.

Si después de haber tenido esta especie de pesadilla te levantaras con un tremendo sobresalto, ¿cómo te gustaría tratar a los que te rodean?. ¿Qué les dirías nada más verlos?.

¿Las respuestas a las preguntas anteriores iban en serio?. ¿Las has respondido con sinceridad?.

Entonces, ¿a qué esperas?

¿Esperas en serio a que sea de verdad tu último día?