Entre todas esas frases casposas que llevamos escuchando desde pequeños, hay una que resume a la perfección a la mayoría de nuestros detractores: ‘Es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio’. Que aquí no somos de criticar, pero ¿no os parece sorprendente que aquellos que más nos llaman feas sean precisamente ‘difíciles de mirar’ o que aquellos que nos llaman gordas no hayan pisado un gimnasio en su vida? Luego están también aquellos que no son capaces ni de escribir su propio nombre sin faltas de ortografía, pero eso ya es otra historia…

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Beyoncé preguntándose qué le pasa a esta gente…

Es algo a lo que llevo dándole vueltas desde que pasé de cabrearme por sus comentarios a pasármelos por el forro, y entonces un día decidí mirar qué clase de perfiles son aquellos que más nos critican y empecé a hiperventilar. ¿Qué lleva a una persona que no es precisamente agraciada a criticar a otra por su cara o por su cuerpo? Se me ocurren un montón de respuestas y creo que todas ellas son acertadas:

Envidia (porque hay gente igual que ellos que, a pesar de no tener un cuerpo o una cara 10, se gusta y se quiere).

Rabia (porque esa gente que se quiere es feliz y no vive amargada).

Falta de autoestima (porque todos sabemos que hay mucha gente que sigue pensando que llamar a otra persona fea te hace a ti más guapa).

¿Por qué le cuesta tanto a la gente aceptar que los demás se quieran?, ¿por qué es tan difícil entender que no necesitamos ser perfectos para valorarnos y gustarnos? Yo entiendo que a la gente no le gusten las gordas, igual que entiendo que a muchas mujeres no les gustan los calvos, o a muchos hombres las mujeres bajitas, ¿pero acaso vamos por ahí criticando en redes sociales su aspecto?, ¿qué nos iba a aportar a nosotros?, y sobre todo ¿qué les iba a aportar a ellos? Pero encima cuando quienes lo hacen no son precisamente un ejemplo de belleza física, es cuando ya no entiendo nada…

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Yo viendo los perfiles de la gente que nos critica…

Llamadme rarita, pero yo si veo algo o alguien en internet que no me gusta, no lo comento. Quizá lo pienso (‘Uy, no me gusta nada, uy, qué horror…’), pero al segundo siguiente paso a la siguiente página / foto / perfil de IG y se me olvida. Tengo una vida, tengo cosas más importantes que hacer que criticar públicamente a gente que no conozco y, sobre todo, tengo respeto por los demás, no siento esa necesidad que tienen ellos de soltar comentarios ofensivos que no llevan a ninguna parte. O quizá si llevan.

Llevan a que esa chica gordita que no se había puesto un bikini en su vida vuelva a encerrarse en su cuarto y se olvide de volver a sentirse a gusto con su cuerpo. Llevan a que esa mujer que luce orgullosa sus cicatrices de una operación de cáncer se replantee si merece la pena seguir luchando por hacer ver al mundo que sigue viva. Llevan a que esa chica que, gracias a Weloversize, se ha atrevido a enseñar las piernas en verano vuelva a ponerse el chándal y se olvide de que ella también es preciosa.

Porque, como bien sabemos todos, y nos recuerda otra de esas frases casposas de nuestra infancia, ‘Lo que dice Pedro de Juan dice más de Pedro que de Juan’. Así que, queridos, la próxima vez que vayáis a criticar a alguien por su físico, parad un momento y miraros al espejo. Quizá así os deis cuenta de que tenéis mucho más que criticarle al espejo que a la pantalla del móvil.

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En la foto de portada, la maravillosa Ashley Graham.