¡Hola gordibuenas!

Soy Andrea, de Granada y tengo 26 años. Me gustaría contaros mi anécdota de esta semana.

Resulta que a principios de julio me encontré en la peluquería a una conocida y mientras esperaba mi turno me puse a charlar con ella, hasta que sin venir a cuento me suelta: “si quieres, cuando acabes las oposiciones, te presento a una amiga mía que tiene varios centros de estética, que te vea y te aconseje… Que yo lo he pasado muy mal con las espinillas y seguro que te puede mandar un buen tratamiento para que no te salgan más.”

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¿Mis espinillas? WTF?! Bueno, si al final soy funcionaria estaría bien dejar de tener espinillas… Pero acabando unas oposiciones, la cuenta bancaria está tiritando no, lo siguiente. Así que sonreí muy educadamente y le dije: “pues no sé… Si resulta que en septiembre soy funcionaria, ya veremos… Total, a mí me gustan mis espinillas.”

Tampoco es que tenga la cara que parezca un Ferrero Rocher, pero se me notan cicatrices de mi adolescencia, tengo mil puntos negros y el típico grano errante que no desaparece, sino que pasa de la barbilla a la ceja y de ésta a la mejilla para terminar en la frente. Total, que intercambiamos teléfonos y quedamos en seguir en contacto, por si yo decidía hacer el tratamiento.

La semana pasada, me llamó para ver cómo había salido el examen y si había sacado plaza y yo le dije que no, que no me daba la nota y que empezaría como interina pero que como la nota era muy baja me iba en agosto a Inglaterra (hasta que me llamasen de Murcia) a trabajar de aupair y así desconectaba un poco de todo y que lo del tratamiento lo pensaría una vez que supiese qué iba a pasar con mi vida.

Viendo que ella insistía en que sólo quería que conociera a esta mujer sin ningún tipo de compromiso y que yo ya no sabía cómo decirle que no, al final accedí. En realidad, no tenía nada que perder y lo mismo en el futuro me venía bien.

Iba con reservas, claro, pero esta mujer me transmitió buenas vibraciones (le dije que no, sobre todo cuando me dijo que el tratamiento era de 228€ por 3 cremas que me durarían 4 meses y ahora no me lo puedo permitir) pero hubo una frase que me dijo a la que llevo varios días dándole vueltas, no la recuerdo literal pero vino a decirme algo así como que “los demás también tienen derecho a ver tu mejor look, no sólo cuando sales de fiesta.” Al principio me dejó con el culo torcío (como dice mi amigo Alex) y no le contesté, le sonreí lo más educadamente que pude.

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A ver, yo creo que todos tenemos que cumplir unos mínimos de higiene… HIGIENE: ducha, lavado de dientes, de pelo, desodorante, que la ropa vaya limpia…

Pero si yo no escondo mis espinillas bajo mil capas de maquillaje o dedico una hora a alisarme/rizarme el pelo cada día… Si yo me siento a gusto conmigo misma yendo al natural o prefiero estar una hora más durmiendo a arreglarme (repito, que cada uno invierte su tiempo en lo que le sale del toto). ¿Por qué mi mejor imagen es no tener imperfecciones u ocultarlas? ¿Qué c*** le importa a los demás?

Cuando me apetece arreglarme lo hago (me puedo pasar la tarde entera arreglándome: ducha, depilación, mascarilla para el pelo, plancha, maquillaje, tacones) y cuando me apetece ir modo mendiga on (rollo da gracias a que me he duchado y lavado los dientes: sudadera, vaqueros y zapatillas) pues voy.

Me ha costado muchos años aceptarme y quererme tal y como soy, independientemente de lo que piensen los demás de mí y no voy a volver a empezar ahora… “Los demás también tienen derecho a ver tu mejor look” (resoplido de indignación): mi mejor look es que tanto si me arreglo como si no, siempre lo hago en función de lo que YO quiero y siempre porque ME quiero.

Andrea.