Una vez salí con tío que llevaba unas gafas de pasta negras de un tamaño ingente. Estoy hablando de años luz, cuando todavía no existían ni los indies, ni los modernos, ni los hipster, ni nada que se le pareciera. Este tipo en cuestión era un visionario. Tenía un rollazo increíble y sus gafas descomunales me atrajeron como la miel a las moscas. Por aquel entonces esas gafas no las vendían en ningún sitio, lo juro. Así que yo que tengo alma de periodista cotilla me fui de conquista. La historia no pasó de unos cuantos findes de ligoteo, pero aprendí una súper lección del susodicho. Cuando le pregunté qué dónde había conseguido esas súper gafas, me contó que eran unas gafas de esquiar y se las había ingeniado para que se las graduaran. El muchacho no es que fuera especialmente cegato, tenía unas dioptrías normalitas, y yo no terminaba de entender por qué era necesario que llevara esas gafas inmensas.

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Sus gafas eran el doble que las de de Ryan, pero Gosling está tan mono con su motura que nos sirve para ilustrar la noti <3

Su explicación me dejó bastante ojiplática: “Prefiero invertir en mis defectos, porque si logras explotarlos bien, consigues mucho más que enfocándote en potenciar tus virtudes”.

Yo que era bastante panoli y no terminé de entenderlo. ¿Invertir en mis defectos? ¡Ni de coña! Mis defectos se quedan bien escondiditos y si puedo aniquilarlos y esconderlos bajo tierra, mejor.

Pero la vida me ha enseñado a darle la vuelta a la tortilla y ahora tengo que darle la razón. Está claro que ese tío me conquistó por sus gafas. Le hacían único, le hacían especial, le convertían en un rara avis con un plumaje despampanante. Podía haberse puesto cualquier gafa normalucha, haber llevado lentillas y no me habría percatado de su existencia. Pero gracias a esas gafas tan locas, conseguía llamar la atención sobre el resto y pasar a categoría superior ipsofacto.

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Porque resulta que al final nos gusta encontrar a alguien especial. A alguien distinto. Y alguien que no solo está orgulloso de sus “defectos”, sino que es capaz de explotarlos y enorgullecerse de ellos, es una persona que rezuma seguridad, rollazo y una personalidad arrolladora. Así que os animo a intentarlo. Os animo a marcar culazo y a no esconderlo debajo de un jersey oversize. Os animo a que no os avergoncéis de vuestro “frontón”, os hagáis una coleta y le enseñéis al mundo esa cara tan bonita con vuestra frente despejada.  Os animo a que dejéis a vuestra melena rizada suelta al viento, en lugar de vivir esclavas con planchas y secadores mil.

Sea cual lo que consideráis vuestro “defecto”, es hora de amarlo y ensalzarlo. Hasta nuestra Elena Devesa cuenta en GordiFuckingBuena que ha sido capaz de convertir un antiguo complejo en su actual forma de vida. ¿Os atrevéis a intentarlo? ¡Ganaréis por partida doble!

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