En resumen: que me paso la operación bikini por el arco de triunfo. Yo vivo delante del mar, y adoro la playa, el agua y los chiringuitos.  Si me preocupara los más mínimo ponerme el bikini, o el verano, ¿No creen que haría algo para evitarlo? Que año tras año llega el calor y yo me despeloto igual, si sufriera, ¿No lo habría remediado ya? ¿Pregunto?.

Pues esta deducción mía se ve que es  difícil de comprender para los que me conocen, ya que cada año cuando llega el solete,  a mediados de primavera, la gente empieza a recomendarme dietas, a intentar venderme productos milagro para perder kilos, batidos, pastillas, ayunos, y un largo etcétera que digo, a ver, aunque no lo crean yo me preocupo por mi salud, y me niego rotundamente a meterme toda esa mierda en mi cuerpo.  Cuando YO decida adelgazar, lo haré de forma sana, dieta controlada por médicos y ejercicio, punto y final.

“Tengo una dieta que te iría de perlas, adelgazas tres kilos a la semana”, “me tomo unas pastillas que te irían genial, te quitan el hambre y la ansiedad”, “voy a un dietista majísimo te doy el teléfono, llámalo”.

Y yo, pero a ver, ¿Yo te he pedido algo? Que no quiero perder el hambre ni hacer dieta, que entonces no puedo comer bravas, ni puedo beber vino y cerveza, y con tu dietista majísimo, no sé,  me lo puedo llevar a la playa, y liarlo para que pague una ronda, pero nada más.

A mí no se me ocurre ir por la vida dándole tarjetas de cirujanos plásticos a los que tienen la nariz grande. Tarjetas de dentistas a los que tienen la dentadura fatal, o tarjetas de oculistas a los que tienen los ojos de sapo. Y todos ellos van a la playa sin problemas, Y ¿Por qué yo no? Mis lorzas también tienen derechos.

 

¡Que estrés! Y cada año lo mismo, las mismas preguntas absurdas. ¿Será que en invierno estoy delgada y no me doy cuenta?

¿Te pones bikini? ¿Cuándo te lo pones y te ves toda blanca no te hundes? ¿No te acompleja que te miren? ¿Vas a la playa con esa, con el tipazo que tiene? Y el colofón final, redoble de tambores, “Con lo guapa que eres de cara, si te adelgazaras estarías mucho mejor».  ¿Mejor que quién?  ¿Que tú?. Pues mira querida, te hago un favor, así no soy tu competencia ( o eso crees…).

Por favor que me oiga todo el mundo: No me pongo bikini, me pongo solo la braga, hago topless, me da igual que me miren porque no es la pasarela Cibeles, es la playa. No me frustra estar blanca porque ya estoy negra, y si estuviera blanca me daría igual.  Que no me acompleja estar gorda, que estoy gorda porque como, y lo elijo yo. ¿Qué hago? ¿Me lo tatúo en la cara?.

Soy placentera y he venido a esta vida a disfrutar.  Que cuando me llamó Victoria Secret, le dije que no podía ser una de sus ángeles porque tanto esfuerzo, y sacrificio no es para mí.

Me gusta acostarme  tarde,   odio madrugar, me encanta reír,  disfrutar, comer, salir, beber, nadar, saltar, tomar el sol, caminar y todo eso de momento lo puedo hacer igual con mis kilos de más. Así que por favor dejen de recomendarme ya que adelgace porque NO QUIERO. Soy una bola ¿Y?.

Juro aquí, que la próxima que me recomiende una dieta, le diré: ¡Dieta! , ¿Yo? ¿Acaso me ves gorda? ¡Noooo. Yo creía que era delgada!  Y que me ingresen en el psiquiátrico ya. Antes de seguir aguantando tanta pesada.