Hace poco que hemos celebrado el Día Mundial de la Mujer en una época en la que tenemos que volver a luchar por derechos que ya teníamos ganados. Los últimos cambios políticos a nivel nacional y mundial representan pasos atrás en cuestiones de feminismo. Sin embargo, parecía que nosotras, las nacidas en los 80 y los 90 éramos claramente más libres que nuestras madres. Si más no, seguro que lo éramos más que nuestras abuelas: podemos casarnos con quien queramos, podemos estudiar, tenemos acceso al mundo laboral, relacionas igualitarias, derecho al divorcio, al aborto, anticonceptivos. Vaya, que lo tenemos todo. ¿O no?

Hace un tiempo, hablando con una señora mayor, ella comentó que a las mujeres de hoy en día nos habían engañado. Ellas solo trabajaban en casa y cuidaban a los niños pero ahora encima de hacer las tareas de casa y cuidar de los hijos, trabajábamos fuera de casa y teníamos que estar todo el día peinadas y maquilladas. Yo me indigné muchísimo interiormente. ¿Cómo decía esta señora que nosotras no éramos libres? Y sigo pensando que casarse porque tocaba y pasarse la vida cocinando y criando hijos porque no tienes más elección no es el mejor plan de la tierra.

Sin embargo, lo que me chocó de verdad es que esta señora de dos generaciones anteriores a la mía no considerase que yo era más libre. Está claro que su categórica afirmación me hizo pensar y mucho. Por supuesto, habíamos avanzado en derechos y oportunidades pero sigue habiendo mujeres maltratadas, sigue habiendo brecha salarial, sigue habiendo acoso callejero… E incluso cuando no vivimos esos problemas en primera persona, seguimos insatisfechas porque algo en nuestras vidas va mal, porque no tenemos esa vida perfecta que se supone que deberíamos ser capaces de conseguir.

¿Qué es tenerlo todo?

 

Si preguntas a 25 hombres qué es tenerlo todo, tendrás 25 respuestas diferentes y distintas maneras de llegar a la felicidad. Sin embargo, parece que las mujeres tenemos una lista de requisitos que debemos queremos cumplir a toda costa. Y además nos han prometido y re-prometido que podemos tenerlo todo y que, entonces, seremos felices. Fácil. Vamos a ponernos manos a la obra camino a la felicidad.

Vida sentimental

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De acuerdo, el objetivo de ir a la universidad ya no es el de encontrar marido (como pasaba en los años 50). A pesar de todo, se sigue viendo a una mujer sin pareja como «incompleta». Se supone que tener una pareja nos valida como personas «normales y queribles». Si no tenemos pareja, al menos se espera que tengamos un amigo con derecho a roce o folleteo regular. ¿Pero quién le ha dicho usted que yo quiera un novio-follamigo-polvodeunanoche?

Los comentarios bienintencionados (o no) como «Ya encontrarás a alguien» o «Cuando menos te lo esperas llega el amor», no hacen más que crear presión y la incomodidad de pensar que quizás hay algo malo en ti. Así que, primera tarea en nuestra lista: tener una vida sentimental plena y satisfactoria. Preguntad y os sorprenderéis de la gente que realmente cree que si no tienes pareja es porque «algo te falla» o estás un poco «defectuosa». No les cabe en la cabeza que se pueda ser feliz siendo soltera por elección personal.

Vida profesional

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Tener una vida profesional con la que te sientas realizada es MUY guay. Con un trabajo que te guste, los lunes son menos lunes (aunque sigan siendo lunes, no nos engañemos). Pero incluso dentro del trabajo se nos han creado ciertas «obligaciones». Tienes que ser ambiciosa, querer tener éxito y, si puede ser, ganar más dinero. Vaya que si tu trabajo es ser cajera del súper o limpiar escaleras… Pobrecita. Hay gente que no, hay gente que es feliz haciendo sus horas en un trabajo que no odia y volver a casa a seguir con su vida.  Hay gente que no quiere ir de afterworks, ni tener un trabajo creativo, ni organizar eventos. ¿No puede ser feliz una cajera, una asistenta del hogar o una «simple» administrativa?

Y cuando sumamos vida profesional a vida familiar, estalla la bomba. Si vuelves enseguida al trabajo, eres una mala madre y un mal ejemplo para el resto de mujeres por no disfrutar de tu baja maternal. Si te tomas un par de años, no tienes ambición y eres una retrograda que se queda en casa como las mujeres de antes. Si llevas a tu hijo a la guardería para poder trabajar no tienes corazón pero, a la vez, eres un engorro en tu trabajo porque estás saliendo cada dos por tres para llevar tu hijo al médico. Y así pasa tu vida, sintiendo siempre que no te estás esforzando suficiente.

Vida familiar

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Se ve que las mujeres tenemos todas, todas un instinto maternal que explotará como una bomba de relojería el día menos pensado. Aunque odiemos a los niños y no soportemos tener uno a menos de un kilómetro de distancia. «Ya te llegará.» Además, somos como los yogures, tenemos una fecha de caducidad y que «se nos pase el arroz» es como lo peor que te puede pasar en esta vida. Esta es la tortura diaria de miles de mujeres que simplemente no quieren ser madres. Pero, eh, tranquilas que hay para todas.

Porque si decides ser madre, vas a serlo, pero tienes que hacerlo bien. Sacrificarte y darte en cuerpo y alma a la crianza de tu hijo. Olvídate de tu vida y ni si te ocurra separarte de tu hijo en los primeros… ¿20 años? Soraya Arnelas, mala madre por irse a cenar con su chico. ¡Qué desfachatez! Tania Llasera, mala madre por practicar el «sleep training«. Chrissy Teigen, mala madre por haber escogido el sexo de su hija. Tú, mala madre por dar el biberón, por sacarte las tetas en la calle, por no hacerle papillas ecológicas, por llevarlo a la guardería y por practicar colecho.

Vida social

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Una mujer feliz tiene muchas amigas. En eso estamos de acuerdo. Pero además, tiene que salir mucho, apuntarse a todas las cenas, decir sí a todos los planes, salir de fiesta, tomar cafés (o Cosmopolitans, mejor), ir a exposiciones, acordarse de todos los cumpleaños (los de su gente, los de la familia de su pareja y los compañeros de clases de sus hijos) y llamar a su familia regularmente. El FOMO es muy real. Claro, quedarse en casa en pijama un viernes por la noche no es nada cool.

Vida personal

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Después de tanto trajín es normal que también quieras un poco de tiempo para ti misma. Verte la primera temporada de The Crown, leerte un libro, hacerte la manicura o echarte una siesta. Pero, a ver, ¿cuántas horas tienen tus días? Porque la última vez que pregunté aún tenían 24 y recomendaban que durmiésemos 8.

Y todo esto sin despeinarnos

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Faltaría más. Vas a ser la novia perfecta, una gran profesional, una madre amantísima y la mejor amiga del mundo y además estarás ideal de la muerte todos los días de tu vida. Y no estamos hablando solo de maquillarte y peinarte sino que intentarás ir al gimnasio 3 veces a la semana y entrar en tus pantalones 6 meses después de haber parido. No te olvides de depilarte las piernas, hacerte mascarillas y eliminar la celulitis.

¿Cómo? ¿No has tachado todos los ítems de tu lista?

¿Por qué no podemos tenerlo todo?

 

Y aquí llega la sorpresa. Sí puedes tenerlo todo. ¿Cómo? No es tan sencillo como parece. Hay mucho que desaprender y mucha culpabilidad que ignorar. Se trata de parar, sentarte y pensar qué es realmente importante para ti. ¿Quieres tener pareja? ¿Quieres tener hijos? ¿Si quieres tener hijos quieres trabajar tanto? Quizás para ti sea importante tu carrera profesional y te vaya bien dejar los niños en la guardería. ¿Serás feliz dando el pecho? ¿Realmente te apetece esa cena? ¿Hace falta que te leas 20 libros en un año? ¿Pasa algo si te quedas con 3 kilos de más? ¿Serás menos feliz porque tengas celulitis en las piernas?

Puedes tenerlo todo si eres capaz de fijar tus prioridades. Si eres capaz de pasar por encima de presiones y convenciones sociales y hacer realmente lo que te hace feliz. Y te aseguro que lo que realmente te llena como persona es bastante más sencillo. Que no te engañen: querer llegar a todo, ir siempre corriendo, estar siempre ocupada, tener mil y un planes y mil y una tareas en la agenda no es tenerlo todo. El «tenerlo todo» referido a las mujeres no es más que otra forma de opresión. El «tenerlo todo» es otro cuento que nos han contado, como la Cenicienta, Pretty Woman, la Bella y la Bestia y la conciliación. Estaremos tan ocupadas intentando cumplir lo que se espera de nosotras, que nos olvidaremos de ser realmente nosotras. Estaremos tan preocupadas para estar «a la altura» que será más fácil manipularnos con culpabilidades e inseguridades.

La verdadera rebelión es atreverte a pasar de listas de Doña Perfecta y dedicarte a lo que te llene el corazón.