Un 78% de las mujeres a sus 17 años no se siente bien con su cuerpo. Esto significa que si naces mujer tienes una alta probabilidad de tener problemas de autoestima. Y sólo por haber nacido mujer.

A las mujeres nos han enseñado que tenemos que invertir al menos la mitad de nuestras energías del día en estar perfectas, adecuadas para cada ocasión. Nos han enseñado que tenemos que destacar primeramente por nuestro físico y luego ya, si eso, por todo lo demás. Nos han enseñado que lo más valioso de la mujer es su belleza exterior, su cuerpo. Nos han contado miles de veces que nuestra virginidad es nuestra virtud, que vale oro. Y nos lo hemos creído: “La forma más común de que la gente te entregue su poder es que crea que no lo tiene”.

Llevamos mucho tiempo jugando a un juego que conocemos tan bien que ya es parte de nosotras. A veces incluso nos olvidamos de que las más exigentes del mundo somos nosotras mismas con nuestros propios cuerpos. Cuando hay alguien que nos acepta, nos negamos a creerlo.

Hemos jugado a esto por tanto tiempo que nos hemos hecho daños de por vida, cicatrices que nos han hecho crecer o nos han terminado de hundir. Todas hemos pasado momentos peores y aún a veces los seguimos pasando. Ciertos días parece inevitable no sentir asco por la chica del espejo, que te mira pidiéndote compasión por todo lo que le has hecho pasar. Pero no puedes evitar salir a la calle pensando que todos esos defectos se te notan demasiado, que no pueden pasar desapercibidos.

La eterna guerra con la chica del espejo y nuestra jodida habilidad para magnificar un defecto o dos y olvidar todo lo demás: te olvidas de lo guapa que estás riéndote a carcajadas, de los ojos tan expresivos que tienes cuando sientes amor, te olvidas de toda la gente a la que haces feliz cada día y que también significan tanto para ti. Te olvidas de todos tus logros, de todo lo que puedes conseguir, de todo de lo que eres capaz. Es como si te miraras al espejo y todas esas cualidades se marcharan dejándote desnuda con tus horrorosos y exageradísimos defectos.

¿Por qué nos hacemos esto a nosotras mismas?, ¿por qué lloramos cuando nos insulta un imbécil y, sin embargo, a nosotras mismas nos permitimos decirnos cosas muchísimo peores? Lo que nos decimos a nosotras es más importante porque somos nosotras y somos lo más importante del mundo. Lo que te digan los demás… ¿a quién le puede importar lo que opinen personas tan malas? Tienes tu vida, tienes todo para ser feliz y no lo eres porque crees que no puedes.

Pero, óyeme bien: puedes.Puedes mirarte al espejo, reírte de ti misma y sentir el más profundo amor por ti. Puedes no solo aceptar tus defectos sino también amarlos como parte de la persona que eres. Puedes estar orgullosa de ti por lo que haces y no por cómo de guapa o fea hayas nacido. Puedes dejar de esconder tus defectos porque cuando lo hagas, ya no serán más defectos, sino otro motivo más para sentirte humana y por tanto intrínsecamente imperfecta. Puedes transmitir buena energía y puedes enseñar a quien lo necesite que no hay que rendirse ante los defectos, que no somos muñecas, que somos mujeres. Mujeres valientes, mujeres inteligentes, mujeres creadoras de vida, mujeres preciosas. Simplemente, mujeres orgullosas de serlo.

Anónimo.