¿Te parece que se ha creado expectativa con el estreno de Star Wars? No tienes ni idea, esta claro que tu no has estado preñada en Navidad, no preñada, preñadisima, saliendo de cuentas a final de año y sin poderte mover con soltura las dos semanas anteriores, lo que te deja prácticamente atrapada en un sofá, desde el día 20 de diciembre hasta que tu vástago decida nacer ( lo que sospechas que sucederá en enero).

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Siempre te gustaron las navidades, la época más feliz del año, eres como Elf puesto de tripi y decoras la casa, escribes felicitaciones que envías con su sellito y todo , vas a ver las luces y no entiendes a la gente que no quiere que lleguen estas fechas, que gruñe sistemáticamente ante la figura de un reno y que justifica con comentarios anti-capitalistas su odio navideño. Porque a ti la navidad siempre te ha parecido la mejor época del año, hasta que estas , preñada en navidad.

Y piensas en el calendario ojino, en el azteca, en el maya y en cualquier otro sistema de planificación familiar que te hubiera podido rescatar de cumplir los nueve meses de embarazo en mitad de la Navidad.

Ya te has quedado sin reuniones con los amigos, sin estilismos navideños ( en tu estado darle a la lentejuela y el strass daría un nuevo significado al concepto burbuja dorada) , sin la cena de empresa y sin brindar, claro, porque ni siquiera puedes emborracharte para llevarlo con dignidad, porque en este momento esa sería la opción más acertada. Pero oye, ya has tenido lo tuyo, ya te han pasado la lotería por la barriga , te han hablado de la luna llena y nueva, que no lo tengas este día que fíjate que pena que sea el pequeño de clase, que mejor después de Reyes que sino no celebra los cumpleaños, que si “Vaya barrigón ¿Cuánto has engordado? (“ y..¿ a ti que te importa? ¿te pregunto yo a caso por las variaciones del tamaño de tu culo a lo largo del solsticio de invierno, bonita?” ) que explica por qué puedes o no comer jamón y un sinfín de preciosos tópicos, opiniones y propuestas que tienes que tragarte, porque sí, porque eres una persona educada y estás preñada en Navidad.

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Si tu familia es de fuera de donde tu vives o si sueles viajar en estas fechas, queda descartado. Tu avanzado estado, las recomendaciones médicas, los opinólogos invasores y tu propia lógica te dicen que salvo que quieras montar el Belén en un pueblo en mitad de la nada con el 100 caballos y la ambulancia sanitaria de turno como mula y buey es mejor estarse quietecita y pasar las navidades lo mejor posible sin moverte demasiado. Pero claro, tu familia es de fuera y tu les quieres ver y ellos a ti, y como tampoco te quieres cargar las tradiciones familiares de los demás a causa de tu panza, decides ser tu la que pase las fiestas en casa de unos familiares políticos lejanos donde no sabes muy bien ni cómo comportarte.

Pero bueno, esto es lo de menos, porque esa expectación, a los memes de felicitación navideña, al gato que habla, al negro del pollón, a Vicent Vega postelectoral, tienes que sumarle una media de quince mensajes diarios llenos de buenas intenciones preguntándote si has parido ya, y tú, con la movilidad de un Playmovil practicando bondage, te visualizas como el marshmallow gigante en la última escena de los Cazafantasmas (película muy navideña, por otro lado) mientras te fríen con el rayo y explotas por las aires. Porque esa es la sensación que tienes,  que vas a explotar en cualquier momento, y es totalmente necesario para el proceso del parto que te pregunten constantemente,  porque tu tenías pensado tenerlo en profundo secreto y no decir que habías sido madre hasta que el niño tenga cinco o seis años aproximadamente.

Y entonces tú, defensora del parto natural, que quieres parir sin epidural, lectora incansable de foros de crianza, piensas que quizás una cesárea programada a lo Kardashian a mediados del mes de diciembre no era tan mala idea, y ahora podrías celebrar las fiestas junto a tu vástago donde quisieras sin tener que dar explicaciones y poner buena cara en cada sistemática conversación sobre tu devenir uterino que tengas durante estos días.

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Te encanta hacer regalos ( y que te los hagan de paso)  pero ir al centro a comprar los regalos queda descartado, si antes ya de verte en tu nueva situación de Jabba de Hut navideño te sentías identificada con la canción de Eskorbuto de “Las multitudes son un estorbo”, ahora mismo pasar cerca de Cortylandia puede ser el equivalente a un fin de semana en Guantánamo. Menos mal que eres la duquesa del doble “Click” y se te da de muerte comprar por Internet, eso si, ves al repartidor de tu empresa de mensajería habitual más que a tu propio padre y es más que posible que la séptima vez que identifique el envío con tu telefonillo , sus ojos inyectados en sangre le hagan plantearse renunciar a su trabajo e irse a llorar a un rincón porque no quiere traer el enésimo paquete de Amazon a tu casa.

Tienes calor, tienes frio, tienes sueño, no puedes dormir, todo lo que comes te sienta como si una bola de fuego te arrasase el esófago y ya has visto todas las películas navideñas, pero tus buenas intenciones de años anteriores, tus cariñosas postales a tus amigos que nunca te contestan, tus regalitos DIY, nada de nada, porque estás cansada y solo quieres estar tranquila, y dormir, porque claro, estás preñada en Navidad.

Supongo que nadie se da cuenta de la presión mental que a una primipara en ciernes tanta expectación puede suponer, en ese momento en el que, pasado el trance del embarazo y con ganas de tener a tu hijo, empiezas a acojonarte con la logística diaria que se te viene encima y las dudas sobre tu capacidad para educara a un ser humano feliz sin morir tú en el intento. Pero no, ¿para qué preocuparse de lo que pueda sentir el bombo navideño este que tenemos delante? Mejor continuar con la batalla de opiniones y cuestiones y organizando los eventos festivos para llegar al hospital, antes que ella, si posible fuera. Ahora que todo el mundo insiste en que “No volverás a dormir” y “ No vas a volver a tener tiempo para hacer nada” ,como si todos los bebés  fueran,  para siempre, como un gremlin húmedo y recién alimentado pasadas las doce de la noche.

Y tu piensas..Pues tampoco hace tan mala temperatura para escaparme e irme a parir a un bosque y volver dentro de tres semanas cubierta en una piel de lobo con mi hijo en brazos y hierbas en el pelo…

Lo único que tengo claro es que este año serán las únicas navidades en tu vida en las que estarás más delgada cuando terminen que cuando, aunque supongo que alguien tendrá también algo que decir a ese respecto.

Hijo mío, ven pronto, salva mi Navidad.

Felices Fiestas.

Autor: Alicia SG

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