No somos perfectos. No somos Gisele Bundchen ni Michael Fassbender. Todos tenemos nuestros defectos, unos tienen muchos, otros quizá pocos, unos los ocultan siempre que pueden y otros los lucen sin pudor confiando en que la sociedad los acepte, pero todos los tenemos. Tenemos cosas que no nos gustan y no pasa nada. Nos encantaría cambiar partes de nuestro cuerpo, pero es lo que nos ha tocado y tenemos que aprender a vivir con ello. Podemos tomarnos al pie de la letra la filosofía Weloversize y aprender a querer eso que no nos gusta, y creedme, podemos conseguirlo. Pero también puede pasar que no consigamos aceptarlo nunca. Y no pasa nada. Yo tengo que aprender a vivir con un pelo que no me gusta nada, con mi celulitis, con algunas estrías que se quedaron ahí como recuerdo de lo que he crecido con los años, con mi tripa blanda que oculto detrás de camisetas anchas porque no me gusta ir marcando lorza.

En Weloversize apostamos por querernos, por fomentar una autoestima que va más allá del aspecto físico, por ayudar a todas aquellas a las que aún les sigue costando. Porque si, amichis, la auto-aceptación cuesta. Es un camino largo, difícil, lleno de piedras que nos hacen tropezar (muchas veces la misma, una y otra vez), lleno de gente que nos quita de un plumazo todo lo que hemos tardado tanto en conseguir… No es fácil, pero es posible. A diario hablo con este grupo de mujeres maravillosas que se quieren y se adoran y que, en mayor o menor medida, han ayudado a que yo cada día me quiera más. Pero quererse mucho no tiene por qué significar gustarse del todo. Yo me quiero mucho, me regalo lo mejor para mi cuerpo y mi mente y, como todo lo que quiero en la vida, me cuido. Pero hay cosas de mi cuerpo que no me gustan. ¿Y sabéis qué?, que no pasa nada.

Estamos aquí para dar voz a todas aquellas mujeres que no se atreven a salir al mundo y lucir lo que tienen, pero también estamos para decirle a las que no quieren hacerlo que no pasa nada, que no es necesario que lo hagan si no quieren, que lo importante es que todas nosotras, gordas y delgadas, podamos decidir si queremos enseñar o no, si queremos amar nuestras lorzas o no, si queremos compartirlas con el mundo o no.

Nuestros padres nos quieren con locura a pesar de que no somos perfectos. Nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros hijos (las que los tengan) están ahí dispuestos a recordarnos que no importa cuánto dudemos de nosotras mismas, no importa cuándo nos cueste querernos y aceptarnos, ellos nos quieren así, como le decía Mark Darcy a Bridget Jones, ‘I like you very much. Just as you are’, ‘Me gustas mucho. Tal como eres’.

Podemos querernos sabiendo que no somos perfectos. Es más, debemos querernos sabiendo que no somos perfectos, porque quererse y gustarse siendo perfecto es muy fácil, lo difícil es quererse sabiendo que tenemos cosas que no son de nuestro agrado. Queremos a nuestros padres, hermanos, parejas con sus virtudes y sus defectos, entonces ¿por qué nos cuesta querernos a nosotras mismas aun sabiendo que no gustamos del todo? Debemos querernos aunque nos cueste ponernos un bikini o aguantemos la respiración para que no se nos note la tripa. Debemos querernos a pesar de que no nos atrevamos a utilizar shorts por si se nos ve la celulitis, y a pesar de esas estrías que van a seguir allí eternamente. Debemos querernos a pesar de todas esas cosas que no nos gustan, pero sobre todo, no debemos sentirnos mal por no gustarnos del todo. Porque no pasa nada.

Aunque haya cosas que no te gusten de ti, quiérete y sé feliz. Y si no quieres enseñar la tripa, no la enseñes, si no quieres ponerte un bikini, no te lo pongas, si hay algo que no te gusta no pasa nada. Tal vez en unos años consigamos gustarnos al 100%, consigamos seguir el ejemplo de tantas mujeres maravillosas que están abriendo camino y a las que vemos preciosas en shorts y bikini. Tal vez en unos años nos gustemos del todo. Y si no, de verdad, creedme, no pasa nada. Porque lo importante es que nos queremos, nos queremos un montón a nosotras mismas.