Estoy viendo El Hormiguero y no doy crédito a lo que está pasando. En primer lugar, lo inverosímil de El Cigala  y en segundo lugar, el trato de mujer objeto que reciben todas las presentadoras que aparecen. Yo, que estudio comunicación, he pensado muchas veces que poniéndose tetas, llevando tacones de 15 cm y con menos ropa que inteligencia, cualquiera puede hacer oposición a este programa.

En fin, lo que me impacta es que hoy (que estaba yo viendo el programa porque El Cigala me parece la monda, no voy a mentir) he escuchado que Pilar Rubio (que ejerce de mujer objeto extrema en el show) traía unos consejos de un libro titulado “Gústate y gusta a los demás” o algo por el estilo. No me he quedado muy bien con el título porque lo que me ha impactado ha sido lo que venía después. Esperaba yo escuchar consejos sobre autoestima, alguna prueba ridícula para reírse de uno mismo, o algo así pero…. NO, SEÑORES, NO.

Resulta que la buena moza se pone a explicar, muy metida en su papel mientras El Cigala improvisa un cante sobre el apio, una bebidas depurativa a base de limón, lo pernicioso que es comer con sal (porque engorda lo mismo que medio bigmac, no porque te vaya a subir la tensión a las nubes) y una serie ejercicios para evitar la retención líquidos y bajar de peso.

Ya me repatea bastante que SIEMPRE sean las mujeres las que tiene que dar ese tipo de información (mira, a mí si viene Eduardo Noriega a explicarme qué hacer para estar en forma, pues como que mucho mejor. Al menos me alegra la vista) Lo que me repatea es que se titule ASÍ el tema. ¿Qué pasa, que si no estoy siempre arreglada y tonificada no voy a gustarle a nadie? Y lo que es peor ¿No voy a gustarme a mí misma?

Soy una persona objetivamente delgada, sí, pero eso no quita que siga teniendo cosas de mí (por dentro y por fuera) que no me gusten o quiera cambiar y desde luego dejar de tomar sal o comer apio y limón durante dos días NO va a hacer que me guste más porque posiblemente los problemas de aceptación que todos tenemos, se basen el algo más que en entrar en una talla S o M, aunque aparentemente muchos quieran reducirlo a eso.

Quererte y gustarte es lo primordial, lo esencial, lo que debe ser y en esta web cada día descubro a más chicas que, según la mayoría, no podrían gustarse ni ser feliz por tener una XL. Sin embargo, se aceptan y se quieren más que muchas de las que puedan entrar en una 36 porque, señoras y señores: LA FELICIDAD Y EL ATRACTIVO NO RESIDE EN PODERTE COMPRAR LA ROPA DE ZARA (cosa que además, como dije en otro artículo, yo no puedo hacer porque rozo escasamente el 1,60) Gustarle a los demás empieza por gustarte a ti mismo y confiar en tu persona. Todas hemos encontrado interesante a muchos chicos que objetivamente no eran bellezones (o que se lo digan a Quim Gutierrez, el feo más atractivo del cine) ni interés en que lo fueran porque nos gustaban de ellos su facilidad para hacernos reír, su capacidad de comprendernos, sus conversaciones sobre literatura o la forma en la que te miraban.

Estoy un poco hasta las narices de que nos vendan esta idea de felicidad. De que el gustarnos y gustar se base en tener más o menos kilos y que tu nivel de autoestima tenga que ser inversamente proporcional a la talla que uses.
Ya nos han hecho mucho daño con esto, ya estoy harta de que nos usen de mujer objeto y de que nos pongan a hablar de dietas. Ya estoy hasta hasta el (m)oño de que nos vendan una felicidad y un amor propio que pasa por quirófanos, por purgas, por dietas interminables y convertir nuestro hardware en el de un ángel de Victorias Secret y destrozar nuestro Software al nivel de una abuela de 85 años.

Por cierto, como leí en FB hace unos días, los ángeles de VS y yo, compartimos una cosa: HAMBRE.

Y yo voy a quererme , igual o más, si me meriendo una palmera.

Autor: Reyes Calvillo