Existe una tendencia general a hablar sobre los defectos/condiciones/gustos de los demás y en la mayoría de ocasiones no medimos las palabras, nos salen por la boca como un grifo abierto y sin filtro.

Las hay que estamos acostumbradas a ciertos comentarios y ya nos resbala lo que digan otros, pero no deja de ser molesto e inapropiado.

Estoy convencida de que aquellas que tenéis una talla grande os ha pasado mil veces tener que soportar comentarios del tipo:

Con lo guapa que tú eres

-Bueno, pero eres muy simpática

-Uy, pues esa ropa así suelta te queda bien porque disimula

No se vosotros, pero yo cada vez que escucho eso, se me quita toda la simpatía de golpe. Y ya no os cuento nada si además de gorda, eres soltera, zurda y no te gustan los niños.

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He pasado 14 años de mi vida trabajando de cara al público, y por lo tanto he estado expuesta a multitud de observaciones y comentarios. Recuerdo a una clienta a la que estaba tomando nota de un pedido, y mientras escribía sus datos la buena mujer me miraba con una cara a medio camino entre el susto y el asco y me dijo:

“Uy, pero si eres zurda, y escribes bien…bueno, mi nieta es zurda y al final se sacó una carrera”

¯\_(ツ)_/¯

Me está diciendo que por ser zurda debo ser analfabeta, que no debería saber escribir o que no me da el cerebro ni para sumar 2+2? Raro sería ver a alguien escribir con el sobaco, pero con un mano…

Supongo que como dicen, serán cosas de señoras mayores, como mi abuela, que en una ocasión me preguntó si todas mis amigas eran unas solteronas como yo.

¿Qué problema tiene la gente con las solteras?

Puedes serlo por muchas razones, puede que no hayas encontrado una persona con la que compartir tu vida o incluso puede que no quieras encontrarla. ¡¡¡Y no pasa nada!!!

Pero pobre de ti si además, no te gustan los niños y no quieres ser madre.

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En la última entrevista de trabajo que tuve, me preguntaron si tenía hijos, les dije que no, que ni los tenía, ni tenía pensado tenerlos.

Ellos, con dos hijos y regentando una tienda de ropa infantil y yo allí, diciéndoles que no me gustaban los niños, que nunca había tenido paciencia para aguantarlos y que jamás me he planteado la idea de ser madre.

Sus caras eran un poema, y su respuesta os la podéis imaginar:

Pues ya va siendo hora, con tu edad si esperas mucho luego no podrás, … etcétera etcétera etcétera

En este punto tengo que decir que la entrevista no era para ocupar un puesto en esa tienda de ropa infantil, sino en una tienda de menaje de cocina y mesa, algo para lo que no se necesita tener instinto maternal.

Pero esto a mucha gente le da igual, suponen que una mujer, por el simple hecho de serlo, debe tener ese instinto, debe querer procrear. Pues no señores, ser madre es una posibilidad, o un derecho, o como quieran llamarlo, pero jamás una obligación.

Como tampoco estamos obligadas a soportar ciertos comentarios provenientes de un superior solo porque sea la persona que nos ha contratado.

A pesar de mi “aversión” por la maternidad, conseguí ese puesto de trabajo, aunque no duré mucho. No llevaba allí ni una semana y ya había tenido que soportar varios comentarios ofensivos por parte de mi jefe, como por ejemplo decirle a una clienta que me vendría bien hacer ejercicio, llevarme una bronca por colocar el asa de unas tazas a la izquierda o decirme que estando soltera y sin hijos, no tendría mucho que hacer en mis ratos libres.

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15 días después de ser contratada, presenté mi dimisión.

Yo soy gorda, zurda, soltera y además ahora no tengo trabajo, pero lo que si conservo aún es mi dignidad, y eso no me lo quita nadie.

Sonia Criado

En la foto: Marie Southard Ospina