Se suponía que ya estaba fuerte, que iba por el buen camino hacia el amor propio, hacia la aceptación, hacia la deseada felicidad. Después de todas las cosas que he tenido que sufrir a causa de la gordofobia y de la mierda de sociedad en que vivimos. Después de sufrir bullying, depresiones, ansiedad y tantos otros padecimientos (vosotras sabéis muy bien de lo que hablo), pues después de todo eso hoy he vuelto a sorprenderme.

Yo que soy de presentimientos y que la vida me ha hecho muy intuitiva, que calo a la gente pronto y que veo la falsedad a kilómetros, la verdad me extrañaba que un súper deportista que hace de todos los deportes habidos y por haber y que levanta pesas de casi mi peso pensara bien de mí. Pero es que esa persona es de las que se hacen de querer, de las que te suben el ego y te dicen guapa, de las que cuando te ven te dan un abrazo…

El caso es que me quedé un poco loca cuando este colega compartió un vídeo en Facebook en el que un gilipollas habla sobre el asco que da la gente obesa que baila y se le mueven las carnes, que son unos vagos porque no hacen el huevo, que comen solo comida basura y que están orgullosos de ello y lo fomentan en lugar de promover una vida sana (dieta y deporte). Ver y leer todo eso, duele, bastante. La página que compartió ese vídeo lo tituló “si eres gorda y fea es porque quieres” (en femenino claro). Mi colega sin embargo lo tituló como: «no valen excusas». Resultado: mi reacción de ‘me enfada’ en facebook y un comentario de desaprobación (moría si no lo hacía). Su respuesta: una parrafada sobre la vida sana, lo maravilloso que es el deporte, el sacrificio y todo ese rollo motivacional y también que no comparte lo de fea y gorda vayan unidos (menos mal).

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La conversación ha derivado a un “claro, yo te entiendo, tú tienes unas circunstancias y algunas otras personas también tienen problemas, pero la mayoría son gordos porque quieren y bla, bla, bla…”.

Me asquea como la gente ve un gordo y automáticamente asume que se inflan de donuts y hamburguesas y que se tocan la pera las 24 horas del día. Me asquea como se nos juzga, como no se paran a pensar las enfermedades, problemas físicos, situaciones personales o sentimentales que podemos estar atravesando… todo lo que hemos podido sufrir a lo largo de nuestras vidas.

Debería pasar de todo, pero no puedo. ¿Debo ponerme un cartel diciendo que soy gorda porque tengo un metabolismo hiper-mega-lento? Solución: Mucho deporte y coger músculo (lo sé). ¿Debo colgarme un cartel en el que diga que tengo prohibido el ejercicio de alto impacto?  Sí, mi espalda está en un estado bastante lamentable que solo me permite caminar (siempre y cuando no falte a mis sesiones de acupuntura). Podría usar un letrero diciendo: no me juzgues, tengo cefaleas en racimos y cuando me dan las crisis solo quiero darme un golpe contra la pared y dormirme en cuanto pase el dolor, no me apetece ir a andar, sorry. O tal vez otro cartel en el que diga que como muy sano y que pueden visitar mi nevera y mi despensa sin avisar, no hay helado ni bolsas de gusanitos. Lo prometo.

Estoy harta de tener que dar explicaciones de porque soy gorda. Soy gorda, punto. O porque no me queda otra o porque me da la gana, soy gorda. Yo no conozco esos gordos que dice la gente, esos que fomentan la obesidad y dicen que es mejor ponerse ciego a comer y hacer sofaning everyday, pero sí conozco gordos que son felices como son y que luchan por ser respetados. Estoy muy harta de que tengamos que justificarnos por ser como somos, muy asqueada de que cualquier cosa sea mejor que estar gorda y sí, hoy estoy muy triste…pero mañana será otro día ya que  gracias a vosotras YO SOY UNA GORDIFUCKINGBUENA y no me voy a rendir.

Autora: Brianna

 

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