Una vez, una gran amiga, me dijo que todo lo que escribía era demasiado Mr. wonderful, que la vida también podía ser dura. Que yo eso lo sabía y que, sin embargo, no lo reflejaba en mis textos.

No puedo hacer más que darle la razón.

En otra ocasión, otra amiga a la que también quiero profundamente estaba muy triste y le envié un texto alegre para animarla. Me respondió que me quería, pero que ese texto era demasiado alegre y no le consolaba. Al contrario.

Al principio no la entendí. Pero ahora no pudo hacer más que darle la razón.

Siento que a veces paso de una alegría infinita y pura a una honda y culpable tristeza. ¿Y mi punto medio? Cuando escribo cosas extremadamente alegres, positivas… Realmente las siento así. Sé que el mundo puede ser una puta mierda. Pero en esos días prefiero obviarlo, lo necesito.

Joder, claro que hay cosas que duelen y heridas que sangran. Pero no puedo estar pendiente de ellas siempre. De tanto en tanto me vengo a bajo, echo la culpa a la regla porque me siento culpable por estar triste (ni idea del motivo) y sigo.

Hoy es uno de esos días en los que culparía a la regla y he decidido escribirlo para que, si hay más gente como yo, que siempre esta alegre y no se dejan entristecer, las podáis entender.

Esta noche me estaba lavando los dientes y me moría de ganas de empezar a llorar. Pero no podía. No podía porque estoy viviendo en una residencia de estudiantes y el baño es compartido. No podía porque he contratado a una Asistenta Personal (AP) para que me ayude a ir al baño y acostarme puesto que por mi discapacidad yo sola no puedo. No podía llorar porque no quería que me vieran. Y, aún lo poco que me gusta llorar en público… Lo hago muchas veces. Demasiadas.

El caso es que me sentía triste. Querría poder sentirme más libre. No acostarme siempre a la misma hora porque es la que se ha acordado con la AP. Me gustaría poder ir a hacer unas birras de noche, sin preocuparme por la hora de acostarme ni por dónde o quién me llevará al baño cuando las cervezas quieran bajar.

Y si, ME GUSTARÍA CAGAR TRANQUILA. Veréis, cuando alguien te lleva al baño, da muchísima vergüenza cagar. Eso hace que a veces me aguante y… queridas amigas, eso SI sienta mal.

Y ya estoy con lo de siempre, hablando de temas banales para evitar lo duro. Y es que tener una enfermedad neurodegenerativa no es fácil de llevar. Para nada. ¿Pero eso cómo lo explicas? Son esas cosas que te guardas y a las que le quitas hierro.

A veces querría ser más valiente, saber decir lo que pienso y siento sin sentirme mal.

También querría tener agallas para tirar la caña.

Ojalá tuviera una relación más cercana con mi hermana.

Yo querría que la sociedad fuera muy distinta. Que no me juzgaran. Que no me pusieran más piedras en el camino. Que no me exigieran. Que no me controlasen….

Hay muchísimas cosas que sé que son una puta mierda y que me duelen en lo más hondo.

¿Pero qué puedo hacer? ¿Qué otra cosa puedo hacer que recordarme que soy fuerte y que hay otras mil cosas que son bonitas?

La vida es como un juego de cartas…. El azar te puede dar una mano buena o mala y, tengas lo que tengas, lo único que puedes hacer es jugar para ganar mientras intentas pasarlo bien.