Como logro a cumplir en 2015 sé que no soy el único que optó por incorporar el «bajar de peso» en un puesto importante. Y es que sí, ya lo sabemos en esta web, ser gordo es un hecho que acarrea bastantes problemas en estos tiempos de abdominales Toblerone y peinados patrocinados por Oral-B. Ah, y que no falte la barba sietemesina. Estos problemas, lejos de enfocarse en la salud, siempre están dirigidos a aspectos psicosociales. Aún así, ser perfecto a ojos del mundo nunca había sido tan simple, y esto ha producido una oleada de hombres clónicos e idénticos entre sí. Todos perfectos y, a su vez, sumidos en la profunda depresión que conlleva seguir modas al pie de la letra. ¡Cuán triste debe ser la vida de aquellos que pierden lo propio para adueñarse de lo ajeno! Joder, me ha quedado todo Tolkien.

Recuerdo que hace unos años la moda era ser un Justin Bieber, un chico Tumblr, un delgadito pálido con pelo de micrófono vestido con gorras planas y sudaderas de colores llamativos y, cómo no, un tatuaje muy friki que resaltase el amor que tenían por Zelda y sus verdes ropajes. Pronto pasó a llamarse postureo porque, como pasa con todas las modas, llegó un punto en que comenzó a rallar siempre lo mismo.

Ahora, mórbidos míos, ha llegado nuestro momento. La moda es ser un «fofisano». Tenemos que estar agradecidos, pues el Dios olímpico de turno ha decidido que ya era hora de ver michelines tapando abdominales. Y oigan, tampoco tenemos que quejarnos. Por fin podremos ir a la playa sin espantar a la humanidad, intentar ligar con una muchacha en una discoteca antes de las 14 copas (suyas, claro, que somos nosotros los gordos) o estar con una chica de buen ver si que nadie se pregunte cómo demonios conseguimos tantas provisiones de cloroformo, porque estar con un gordito ahora refleja ternura, compromiso y sensatez. Somos los Totoro del momento.

Que les den. Sí, chicos, que les den. Somos gordos y lo llevamos siendo toda la vida bajo insultos y chistes humillantes. Todos hemos intentado bajar de peso por falta de autoestima en algún momento y lo hemos dejado. Siempre nos ha alejado de nuestra meta el amor a comer, tener una vida sedentaria o (me disculpo por los chistes previos si tu motivo es el siguiente) los problemas de salud.

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Presentándome un poco, me llamo Israel, pero en Internet me conocen como Rubik Yogomix, aunque también me dejo llamar Panda. Y no sólo he sido Panda, Israel y Rubik. He sido Doraemon, Gordi, Mochi o, simplemente, «el Gordo». Llevo desde enero a régimen a base de una dieta que funciona pero que, como daño colateral, angustia si te encanta comer mucho, variado y colorido, como a mí. Como resultado aquí estoy, con 20 kilos menos y rozando, como a los 15 años, 100 kilos en esa máquina de tortura bajo el lavabo de mi baño. Y ha costado, ¡vaya si ha costado!

Y es ahora… Ahora, después de 6 meses llenos de «pa, se me están acabando los batidos» que me dicen que no tengo que cambiar para gustarle a los demás. AHORA, después de 18 años siendo rechazado en el amor y en la amistad por vestir cómodo y esforzarme más en llenar el interior que en vaciar el exterior, me dicen que no estoy tan mal. Que te den, Dios olímpico. Me paso tus yogures por el arco de Légolas, nunca me gustaron los trocitos marrones esos. Me voy con Thor, que sus pelis molan más.

Nunca entenderé las modas, de verdad. Llevo toda la vida siendo friki y cuando se puso de moda el «chico Tumblr» más de uno me llamó posser por hacer lo que llevaba haciendo desde los 3 años. Cuando se puso de moda ver anime y todos, como borregos, buscaban una Death Note en el salón manga más próximo, yo disfruté mucho destripando cómo iba a ser la muerte de [insertar tu personaje favorito aquí].

Ahora ha llegado lo mejor: «Hombre, tú puedes quedarte así, ahora se llevan los fofisanos».

Que te den, humanidad. A partir de ahora me consideraré una seta, que aparte de no molestar, también tiene que aguantar mucha mierda.

Y esto ha sido, simplemente, un desahogo casual. Yo seguiré con mi vida en Internet, con mi Ramona, con mis consolas y con mi ropa cómoda durante todo el finde. Esta es mi vida. Me gusta jugar de vez en cuando a Magic con otros gordos incomprendidos, me gusta que Ramona no use maquillaje conmigo porque sabe que me gusta tal y como es, me gusta estar contento  con lo que he logrado cuando he querido, no dejándome llevar por el resto. Me gusta mi vida  sin modas estúpidas u oportunistas. Sin cambios, como la de otro hobbit cualquiera en La Comarca.

Un saludo y gracias por la oportunidad que le han otorgado a esta seta de metro ochenta para desahogarse. Espero poder aparecerme pronto de nuevo por aquí.

Autor: Rubik Yogomix