Ser gorda no está de moda, y al paso que va la vida no sé yo si lo volverá a estar. (Porque lo estuvo, amigas, lo estuvo. Hubo un tiempo en que estar gorda era molar). Pero reivindicar tu cuerpazo y lucir carnaza… podría decirse que sí lo está. Moda o revolución, el body positive ha inundado las redes sociales y a mí, personalmente, me encanta. Me encanta ver personas seguras de sí mismas que se atreven a ser ellas mismas, algo que no es tan fácil como parece.

Cada vez hay más cuentas de mujeres, sobre todo, que se han dado cuenta de lo maravilloso que es el mundo de la aceptación, y, seamos sinceras, de la cantidad de likes que genera. Y claro, como de todo tiene que haber en la viña del Señor, a mayor número de cuentas dedicadas a celebrar nuestro cuerpo, mayor número de gente que se sube al carro sin saber muy bien qué es eso del body positive.

No sé, cariño, si con dos palabras ya te pierdes, mal empezamos: body = cuerpo; positive… vale, igual no sales inglés, pero joder, ¿te suena a positivo, verdad? A hacer el bien. Entonces, ¿por qué metes tanta mierda?

Las redes sociales nos tienen a todas (voy a incluirme) un poco alienaditas. Y si encima has cosechado un buen número de followers, apaga y vámonos. Ya no solo estás (estamos) viviendo dentro de una burbujita de irrealidad que pocas veces se corresponde con lo que de verdad ocurre e importa en el mundo, sino que además, con tanto like y con tanto ¡guapa!, es bastante fácil que a una se le vaya la cabeza y acabe predicando la buena nueva a la primera de cambio, totalmente convencida de ser el nuevo Mesías que este mundo necesita.

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Para mí, la peor parte de las redes sociales son aquellas personas que se creen poseedoras de la verdad absoluta y te venden (porque en internet todo es marketing, cariño. Igual que los mercadillos están rebosantes de bragas a un euro, las redes sociales están repletas de chorradas baratas) su ideal de vida como la única manera posible de ser feliz. (Otra sorpresa: las redes sociales van mucho de vender felicidad, aunque a muchos se les vea un plumero más grande que a la novia de Lumiére en La Bella y la Bestia).

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Y si son perfiles dedicados a la moda (mi falda es más cara que la tuya, soy mejor que tú), al deporte (corro hora y media cada día, soy mejor que tú), al cuidado de los hijos (doy el pecho a mis hijos diecisiete veces al día, soy mejor madre que tú) o a la gastronomía (echo a mis filetes sales del Himalaya, como mejor que tú), pues mal, porque hay que ser muy cutre en esta vida para creerse mejor que otras personas por chorradas como estas, pero si eres abanderada del body positive, un movimiento que defiende que todo el mundo tiene derecho a celebrar quién es y cómo es, entonces se me hincha la vena y no por la arteriosclerosis, no. (Ni una gorda sin su riesgo de enfermedad cardiovascular). Se me hincha por la puta vergüenza que me hacéis pasar cuando veo gordas predicando cómo se es gorda bien y cómo no se debería ser gorda.

Señora, yo seré gorda como me salga del coño, que también lo tengo bien hermoso, dicho sea de paso. Que con tanta gorda divina como hay en las redes sociales (que es que las hay de verdad, que hay alguna mujerona por ahí que es impresionante de ver) alguna se ha creído que la única manera de ser gorda es creyéndose una princesita (pero gorda, claro. Princesota, entonces), y las que nos depilamos el bigote muy de vez en cuando somos la vergüenza de las culigordas. 

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Hay que tener los michelines muy gordos para dirigirse a un colectivo (las mujeres gordas, ¡holi!) que está hasta los cojones de que le digan lo que tienen que hacer (come menos, vístete con ropa holgada, muéve un poquito, no te pongas bikinis, cena solamente dos yogures, pásate cinco días bebiendo pis de unicornio) para DECIRLES CÓMO TIENEN QUE SER GORDAS. O peor aún, criticar a otras gordas porque no están siendo gordas tan bien como tú, que vas al gimnasio, comes pescado cinco veces por semana y no comes un caramelo desde el bautizo de tu sobrina, que ya tiene diecisiete años.

Porque tú tienes que estar de puta madre para tener que convencer constantemente a todo el mundo de que tu vida es perfecta y estás siendo gorda fenomenal.