Me llamo Sofía y ahora mismo tengo dieciséis años, peso setenta kilos y soy muy feliz con ellos.
Mi historia empieza hace unos cinco años, cuando me detectaron leucemia. A partir de ese momento toda mi vida cambió, y mi cuerpo también; pasé de tener una talla 32 a una 42 en cuestión de dos meses. Fue difícil aceptar mi nuevo cuerpo, de engordar tan rápido me salieron muchas estrías, y estaba muy hinchada, pero a día de hoy soy muy feliz con el que tengo. Al principio no sabía como vestirme, toda la ropa que tenía ya no me entraba y añádele que estaba muy perdida hablando de moda, pero con el paso del tiempo he ido aprendiendo como es mi cuerpo y como tengo que vestirlo, y lo más importante a como quererme. Creo que la clave es mirarte al espejo y pensar en todas las cosas buenas que tienes de ti, pero lo primordial es creértelo. Todo el mundo tiene algo bueno que aportar al mundo seas gorda, alta, baja o de color. Quererse y aceptarse es la clave para ser feliz.
Yo soy una de las gordas de clase, y lo admito, me gusta serlo. Me gusta no avergonzarme por comer delante de los chicos, por aquello de que piensen que eres una gorda por comer la misma cantidad que ellos (aunque yo creo que los hombre no lo piensan, nosotras mismas nos obsesionamos por algo que ellos ni aprecian), por no tener que saltarme todas las comidas que puedo porque quiero adelgazar para parecerme a tal chica, por poder simplemente ser yo misma y poder ser libre sin que nada ni nadie me limite. No entiendo por qué queremos complacer a los demás antes que a nosotras mismas, en especial a los chicos; siempre intentando que se fijen en nosotras. Mi experiencia con el sexo opuesto es nula y no le veo nada de malo, de hecho, todo es más sencillo. En mi instituto veo a chicas criticando, así que simplemente me gusta vivir en la ignorancia; se vive mejor sin saber lo que los demás opinan de tu físico; y tampoco me gusta opinar de el de los demás, nadie es perfecto y tampoco soy una diosa para decidir lo que es bello y lo que no, aún Dios no le ha dado el poder a nadie para hacerlo. Nosotras mismas somos nuestras propias enemigas.
Mi vida ahora mismo se basa en estudiar y disfrutar de las cosas que me gustan como por ejemplo la moda. Pero donde lo paso yo mal es en verano, bendito el día en que yo encuentre una parte superior del bikini que me quede bien y sujete; quiero disfrutar de un día de playa sin miedo a que se me desate o alguna cosa parecida y pueda enseñarlo todo. Y no hablaros de los shorts, o mejor dicho bragas que parecen corsés. Este año he decidido no ponerme ninguno básicamente para sentirme cómoda y no tener que ir bajándome los pantalones mientras ando o cuando me siento. Comodidad y estilo son compatibles mientras no lleves shorts. Pero por lo demás creo que la moda se esta adaptando poco a poco a las mujeres con curvas y seguras de si mismas. Podríamos decir que el mundo esta cambiando y me alegro de haber superado mis obstáculos para poder seguir disfrutándolo.
