Hace más de un año, y aún me cuesta decirlo en alto, y pensarlo en silencio.
Te has ido, lo digo bajito, dejando que se me escapen entre los labios, el dolor y la tristeza. Ayer aún estabas aquí, y hoy, te has ido. Pero te huelo, JODER. Te veo, en las fotos, en los vídeos, en mis sueños…
Los días buenos me encantaría ir corriendo a verte, comer dulces contigo, hablar de la novela, o pedirte que me cuentes otra vez como era la vida antes de que yo naciera. Los malos me hago un harakiri emocional y recuerdo lo que era estar en tu cama, sentir tus manos o salir a la puerta a hablar de como se arreglaba el mundo.
Te has ido, y duele, quema, angustia… pero no te has ido del todo, sigues siendo yo, sigo siendo tú, hay algo en mis gestos que dice mi padre que es muy tuyo, y en su sonrisa que a mi me recuerda siempre a ti, siempre a casa, siempre a hogar. Te echo de menos, qué raro, jamás pensé que podría echarte de menos, eras mi familia, y la familia nunca se valora lo suficiente, nunca se piensa en que puede irse, de un día a otro, sin esperarlo.
HUÉRFANA, recuerdo esa palabra por la que la gente me miraba con pena de niña y que yo decía con la inocencia de quien no sabe lo que dice, pero nunca llegué a comprender lo que era hasta que te marchaste. HUÉRFANA, sola, sin hogar, sin raíces, exactamente eso es lo que significa esa maldita palabra.
Te has ido, y yo me he quedado por que la vida es así, nos arranca de las manos el amor cuando empezamos a apreciarlo, nos arrebata a los seres queridos como demostración de fuerza,pero qué puedo decirte que tú no sepas, mujer luchadora, valiente, poderosa y leal. Mujer, hija, hermana, madre, abuela, bisabuela y amiga. Qué te voy a contar a ti del dolor, de la pérdida, de la angustia. Qué voy a contarte de la familia, del sacrificio, de la lucha, hoy solo vengo a contarte que te quiero por encima de mí, más que a papá, más que a los primos, más que a ninguna pareja habida y por haber, y que solo podré querer más a mis hijos y de eso, tú lo sabes todo. Del amor por los tuyos, de la debilidad por los hijos, de querer con el corazón duro, de derramarse sin soltar una lágrima. Hoy solo vengo a decirte GRACIAS y PERDÓN. Y a darte el homenaje que en vida no fui capaz, a cubrir con flores tus recuerdos, a saborear cada cucharada sopera de esa vida que has dejado en mí, a dedicarte cada victoria por que son nuestras, de las dos.
Esto es para ti, es por ti, es muy nuestro.
Te quiero yaya, siempre.

María Aragón