En muy pocos días estrenamos el tan deseado verano. Ha sido más difícil llegar a él que de costumbre. Si ya de por si te pasas el invierno deseando que llegue esta bendita época, esta vez con mucha más razón. Ha sido un final de invierno y una primavera muy gris, la más gris que se recuerda en tiempo. Y  todas nos merecemos que llegue el color a nuestras vidas.

¿Qué tiene más color que el verano?

No podemos dar por empezado el verano hasta que no celebramos una de mis fiestas favoritas: La verbena de San Juan. Y, por eso, igual que se hizo en los otros años 20 con las fiestas clandestinas y la ley seca, ¡toca Fiesta! ¡Fiesta de la buena! ¡Una buena Verbena de San Juan!

 

Time to party!

 

Así que cómprate un vestido nuevo o repite alguno que te encante: lo importante es ponerse guapa. Píntate los labios rojos o ponte purpurina en los parpados, pero gústate. Organiza una buena cena con la familia, amigos, compañeros de curro, con quien sea que quieras y disfruta de su compañía. Abrid un buen vino y disfrutad los unos de los otros.

Si eres más de tirar petardos: ¡a hacer ruido!

 

fireworks

 

Si lo que más te gusta es la mística de esa noche, escribe tus deseos en un papel y los quemas en un bol.

Si, por el contrario, lo que te va es el bailoteo, a darle bien con una buena lista de Spotify o a montar un karaoke improvisado en casa y  cantar hasta quedarte afónica.

 

Sea lo que sea que hagas, la noche más corta del año la tienes que terminar abrazada a tu gente y, si puede ser, viendo salir el sol.

 

 

Después de todo lo que hemos vivido esta primera parte del 2020, nos merecemos una noche especial. Nos merecemos una noche de descontrol, de desfase, de alegría, de dejar de contenernos. Y, como si de un ritual se tratara, dejar atrás estos seis meses, quemarlos en una ficticia hoguera de San Juan. Para así, al despertar, sentir que tenemos las energías renovadas para encarar lo que nos prepare la siguiente mitad de año… y, si lo hemos hecho bien, un poco de resaca.